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El recuerdo que no se pierde

No recuerdo fielmente cuando me enamoré de ti,
mi mente omitió detalles en el tiempo
pero quedó impregnada de sensaciones intensas
con aromas de pasión,
con evocaciones de lujuria,

impresión de un gran amor.

No recuerdo cual fue el primer beso,
si mi boca fue la primera
o por lo contrario

llegó antes la tuya a beber de mis labios,
tus besos eran únicos,
inexactitud,
son únicos,

inimitables, excelentes,
su esencia es pasional,
llena de lascivia y concuspicencia.

Y aunque ese tiempo en mi mente se haya omitido
y la imperfección en mis recuerdos sea evidente,
no por ello el contexto renace una y otra vez
con una vivacidad imperecedera.

Pienso en ti y me lleno de sensaciones que recorren mi ser
en un viaje de sensaciones que complacen mi mente y cuerpo,
me siento viva, me siento rebosante.

Besos dulces y pasionales,
abrazos acaramelados,
caricias excitantes,
roces deleitosos,
amor inquebrantable,
susurros entrañables.

Tu piel suave, sedosa, exquisita,
tus labios gráciles, aterciopelados, ardientes,
tu cuerpo, mordible, besable, apetecible
tu mente, deseo, imán para mi intelecto.

No recuerdo, si recuerdo.

Meridien

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