Ir al contenido principal

Hombre de palabra


Yo no pedí tus promesas pero si que creí en ellas,
creí en tu palabra y le di más poder
del que verdaderamente tenía,
me dejé seducir por el cambio,
por hacer distinto aquello que no me gustaba,
me dejé engatusar aún habiendo luchado con uñas,
más todo quedó en agua de borrajas.

Eres un gran vendedor de humo,
de esos que te venden hasta el cielo,
aún sabiendo que el cielo
nos pertenece a todos y a ninguno.

Yo no pedí tus promesas
y sin embargo caí presa de ellas,
me mantuve engañada,
buscando razones para no ver lo obvio,
para no creerme timada
y de nuevo estafada.

Admito que fue mi culpa
por creer fehacientemente en ti,
por profesarte cariño y simpatía,
por pensar que eras un hombre de palabra
y que tus promesas se cumplían.

Fue un pacto entre tu y yo,
un compromiso frente a los hechos,
pero parece todo prescrito
cuando tu interés cambia de norte.

Alguien dirá que tú triunfaste,
pero perdiste a un colaborador,
alguien dirá que lo dominaste
y sin embargo, lo vendiste al mejor postor.

Yo no pedí tus promesas,
ni si quiera una obligación,
fue tu palabra la que quiso sellar el pacto
y el olvido lo que lo consumió.

Eres un gran vendedor de humo,
quizás el mejor.


Meridien,2014

Comentarios

Entradas populares de este blog

De casualidad

Te encontré de casualidad entre palabras y silencios, descubrí una nueva forma de sentir teñida de azul intenso. Y desde lejos, te admiraba y de cerca, te sentía, y más allá de un buen momento, lo nuestro duró toda una vida. Me niego a sentir que te pierdo, me niego a pensar que te alejas, y aunque el tiempo marque distancias, el amor siempre nos acerca. Tu mirada y tu sonrisa, siempre cálidas y atentas, llenan de paz y sosiego, mi alma y mi rostro. Somos parte de miradas, algunas cercanas y otras ajenas, siempre distantes de nuestra historia mas atentos a nuestras elecciones. Y de la casualidad de un día, y de ese inesperado momento, se ha creado una relación intensa, dulce, cálida y a la vez hermosa. Pues de las palabras y silencios nacen bonitas historias, te encontré de casualidad y ahora la casualidad, es, historia. Meridien, 2006

Mamá, allí donde estés... te queremos.

Hola mamá, no han pasado ni unas horas desde que te fuiste y ya te hecho de menos. Nada es lo mismo sin ti, sin tu sonrisa, sin tus ganas de vivir, sin tu mirada siempre dulce y acogedora. Ahora el silencio llena la casa y este dolor que siento en mi corazón me desborda y me deja sin palabras. Nunca imaginé esta despedida, ni esta sensación de tristeza que me inunda, no estaba preparada para perderte, para que te fueras tan pronto y tan rápido. La vida es dura, te da y te quita cuando menos te lo esperas, pero es tan valiosa que nos aferramos a ella hasta el último suspiro. Hoy tu corazón ha dejado de latir y tu vida se ha apagado como una estrella fugaz, pero tu esencia, tu recuerdo y tu gran amor permanece en cada uno de nosotros. Sé que hay que ser fuerte, me lo digo una y otra vez, pero las lágrimas queman mi piel y mi corazón se despedaza con cada pensamiento… pero la vida sigue y hay que superar este difícil momento. Mamá, donde estés, ya sabes que te queremos. Ya sabes que h

Cada vez más pequeña

De nuevo sentí que me abandonabas, que te alejabas a ciencia cierta, que anteponías tus deseos a cualquier muestra de afecto y sin pausa, te hacías inmenso. De nuevo sentí la voz de la soledad llamando a mi puerta con cierto grado de inexactitud, por qué ahora, por qué así, cuándo decidiste ser lo único que importaba hiriendo de nuevo mi corazón. No puedo volver a dejar que cambies cada instante de mi vida, a tu gusto, a tu placer, en el instante que tú quieras para así satisfacer tu ego y demostrar que llevas las riendas del poder. Cada caida resulta más grande, más dolorosa, llena de tristeza y desolación, los golpes y moratones forman parte de mis señales de guerra y aún así yo, sigo cayendo a tus pies, malherida, pequeña, sumisa. Meridien