Ir al contenido principal

Piel de mariposa


Miro al cielo buscando las nubes,
que corretean sin parar
entre montañas y valles,
yendo hacia algún lugar.
El viento las acompaña,
las acaricia sin más,
las lleva de paseo y ellas se dejan llevar.
Me emociono sintiendo esa brisa
que acaricia suavemente mi piel,
me imagino volando con ellas
y sintiendo los mimos que quisiera tener.
Pero mi piel es frágil y vulnerable,
quebradiza y extremadamente delicada,
incluso me llaman mariposa,
aunque yo no tengo alas,
sé que nos parecemos bastante
por la fragilidad que nos envuelve,
si nos tocas muy fuerte
o presionas sin más
puedes causarnos heridas,
lesiones arduas de curar.
Soy sensible por dentro y por fuera,
pero a la vez fuerte para luchar
contra ese dolor a veces inhumano
que no me permite vivir en paz.
Nací frágil e indefensa,
pero con alma de luchadora,
si mi ropa me hace daño,
si el sol me provoca ampollas,
si un simple roce, heridas
y mi cuerpo parece el de una momia,
si mis vestidos son vendas
y mis heridas, dolor,
si algunos días parecen una tortura
y otros me lleno de aflicción,
al menos vivo la vida
a pleno rendimiento de mi corazón.
Sueño con volar entre las nubes
y no sentir ese dolor,
sueño con besos y caricias
de esos que te dan con amor,
sueño con mismos y arrumacos
llenos de sensibilidad
y esos abrazos y carantoñas,
llenas de una ternura especial.
Soy una mariposa sin alas
pero con ganas de volar.

Meridien 2014

Comentarios

Entradas populares de este blog

De casualidad

Te encontré de casualidad entre palabras y silencios, descubrí una nueva forma de sentir teñida de azul intenso. Y desde lejos, te admiraba y de cerca, te sentía, y más allá de un buen momento, lo nuestro duró toda una vida. Me niego a sentir que te pierdo, me niego a pensar que te alejas, y aunque el tiempo marque distancias, el amor siempre nos acerca. Tu mirada y tu sonrisa, siempre cálidas y atentas, llenan de paz y sosiego, mi alma y mi rostro. Somos parte de miradas, algunas cercanas y otras ajenas, siempre distantes de nuestra historia mas atentos a nuestras elecciones. Y de la casualidad de un día, y de ese inesperado momento, se ha creado una relación intensa, dulce, cálida y a la vez hermosa. Pues de las palabras y silencios nacen bonitas historias, te encontré de casualidad y ahora la casualidad, es, historia. Meridien, 2006

Mamá, allí donde estés... te queremos.

Hola mamá, no han pasado ni unas horas desde que te fuiste y ya te hecho de menos. Nada es lo mismo sin ti, sin tu sonrisa, sin tus ganas de vivir, sin tu mirada siempre dulce y acogedora. Ahora el silencio llena la casa y este dolor que siento en mi corazón me desborda y me deja sin palabras. Nunca imaginé esta despedida, ni esta sensación de tristeza que me inunda, no estaba preparada para perderte, para que te fueras tan pronto y tan rápido. La vida es dura, te da y te quita cuando menos te lo esperas, pero es tan valiosa que nos aferramos a ella hasta el último suspiro. Hoy tu corazón ha dejado de latir y tu vida se ha apagado como una estrella fugaz, pero tu esencia, tu recuerdo y tu gran amor permanece en cada uno de nosotros. Sé que hay que ser fuerte, me lo digo una y otra vez, pero las lágrimas queman mi piel y mi corazón se despedaza con cada pensamiento… pero la vida sigue y hay que superar este difícil momento. Mamá, donde estés, ya sabes que te queremos. Ya sabes que h

Cada vez más pequeña

De nuevo sentí que me abandonabas, que te alejabas a ciencia cierta, que anteponías tus deseos a cualquier muestra de afecto y sin pausa, te hacías inmenso. De nuevo sentí la voz de la soledad llamando a mi puerta con cierto grado de inexactitud, por qué ahora, por qué así, cuándo decidiste ser lo único que importaba hiriendo de nuevo mi corazón. No puedo volver a dejar que cambies cada instante de mi vida, a tu gusto, a tu placer, en el instante que tú quieras para así satisfacer tu ego y demostrar que llevas las riendas del poder. Cada caida resulta más grande, más dolorosa, llena de tristeza y desolación, los golpes y moratones forman parte de mis señales de guerra y aún así yo, sigo cayendo a tus pies, malherida, pequeña, sumisa. Meridien