Siento que mi cuerpo me pide parar,
un pequeño descanso, una tregua a la batalla del día a día,
pero mi mente y mi corazón quieren más,
les gustaría ir más rápido,
llegar más lejos y poder alcanzar lo que ahora me es
inalcanzable.
A veces creo que ambos, cuerpo y mente llevan un ritmo
diferente,
que se acompañan uno al otro a ratitos,
a pequeños intervalos de tiempo
donde la vida parece más sonriente que nunca,
pero de golpe, se alejan en el dolor de cada uno,
haciendo que irremediablemente
el dolor y sus consecuencias ganen terreno abatido.
Mi corazón se debate en un largo y tendido dilema entre
ambos,
cuerpo y mente,
quiere darles lo mejor de él a cada uno,
pero no logra complacerlos en todo momento.
Mi mente pide lograr alcanzar aquellos sueños
que se dibujan en mi cabeza,
al contrario mi cuerpo pide un respiro, una pausa
para recuperarse,
pero mi mente le dice que lo haga más rápido,
que corra, que vuele, que fluya,
y en su diálogo ruidoso no llegan a entenderse,
a veces incluso parecen sordos.
En un pasado ambos fueron una única pieza
que funcionaba al ritmo de un reloj suizo,
en algún momento que olvidé ambos se distanciaron,
no fue una desconexión, ni tampoco una división,
ambos sienten el dolor del otro
y también su satisfacción,
pero ahora su ritmo es diferente,
es descompasado, un tanto irregular,
más bien diacrónico.
Mi corazón quiere unirlos, pide tiempo para ambos,
pide motivación para recordarles
los buenos tiempos donde ambos iban coordinados,
mi corazón es único
y yo sólo pido que le hagan caso.
Quiero vivir la vida,
quiero que juntos la vivamos.
Meridien, 2014
Comentarios