Hoy el cielo se cubre de nubes mientras se desvanecen los rayos de sol entre tus brazos, lividece tu calma en pro de ese brío consistente que crece sin remedio en tu interior dando carácter a tus gestos, tenacidad a tus miradas contenidas. No ves el momento de mitigar esa sed que te viene prescrita y que bajo la lluvia de una tarde de primavera busca entibiarse con tu sonrisa y saciarse con letras escritas. Tinta de deseo, de lujuria y apetito, con sabor a pasión, con aroma a sedución, con un claro objetivo, dejar su huella en tu corazón. No palidezcas como hoja en blanco, pues nosotros iniciamos el dialógo, el cielo lo contempló, las estrellas lo firmaron sellando esta unión. Ahora somos partícipes, tinta, letra, papel o no, versos escritos o recitados, susurros que rompieron un silencio, magia que emergió del corazón. No palidezcas, saca tú emoción. Meridien
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible