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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Reclamando vida

Vida, porque me castigas con esto, que hice para merecerlo y sentirlo tan adentro, porqué heristes mis entrañas y las mantienes sangrantes, germinando dolor, aflorando destrucción. Vida, por que esta crueldad tan arraigada, tan sumamente resguardada entre mis órganos, originada en el seno dador de vida, lactada de mí misma, sin mi consentimiento, nutrida y luego absorvida para el crecimiento de algo nocivo, una sanguijuela con nombres y apellidos, que hiere y lascera, que daña y te golpea sin parar. Vida, quieres privarme de ti misma, de forma lenta pero inequívoca, como un pacto que se termina y deja patente que el tiempo se acaba. Ya no importan las esperanzas, ni los compromisos, ni siquiera los sueños, ahora todo toma otro camino, un camino sin porvenir. Tan duro es el momento de la revelación como el de la reflexión, o el de la decisión a tomar, ya no son válidos las intenciones anteriores, ahora, la sentencia está escrita, y para no olvidarse, se muestra como dolor imperecedero.

Cansada

Estoy cansada, cansada de intentar ser yo y sentir que me lo impiden, agotada de luchar y sentir que vas a contracorriente, extenuada de tanto intentar explicarse, de continuamente justificarse, hasta desfallecer sin sentido. El trabajo no me asusta, más bien es la incomprensión lo que me hastía y la ignorancia del que te mira, te sentencia y te trata sin la honestidad que te mereces, valora tu trabajo desde su moralidad sin permitirse un ápice de duda en su dictamen. El desconocimiento y la inexactitud de algunas acciones quedan silenciadas por el manto de aquél que las tapa, que las encubre y las encierra con el único propósito de vencer, de someter a su juicio, hasta aplastar la verdad. Estoy cansada, cansada de justificar cada acción, cada palabra, cada hecho que sale de mis manos, de mis pensamientos, agobiada por la incomprensión, por querer dar más y saber que ya no es posible, el límite llegó y con él, el desfallecimiento. Tanto egoísmo e indiferencia no pasa sin dejar inmune a

Ineptitud

Tachan mi conducta con sus palabras, esas que propagan a ultranza, sin meditar si carecen de certeza o no, hablan de ineptitud, de incompetencia, visten el esfuerzo de nulidad y por más que el tiempo pase el cretinismo aumenta sin cesar. Miden la capacidad con números, la destreza por situaciones donde se ven implicados y siempre resueltas a su favor aunque éste no sea el tuyo, miden tus palabras pero no las que ellos promulgan, tasan tus acciones pero no prestan atención a las suyas, suyo es el poder, el poder de perjudicar, de deteriorar en su propio beneficio. Confunden el esfuerzo, confunden la implicación, distorsionan el trabajo y renombran el término responsabilidad. Que fácil es tachar, anular, tildar, reprochar, acusar, que fácil es herir, lascerar, injuriar, que cómodo resulta tullir y atormentar. Tachan mi conducta con sus palabras y ni siquiera se han escuchado. Meridien