Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2014

Tristeza, sé fugaz.

Vi la tristeza en tus ojos, esa forma de llorar en silencio, ese secreto enmudecido y solo presente en el brillo tenue de tu mirada. Vi esa sonrisa a medio camino, entre la congoja y la mordaza, qué disgusto corre por tus venas que logró apenar tanto tu alma. Dime si me necesitas, si requieres algo de mí, me ofrezco para darte abrazos, estrechar tus manos con mis manos, me ofrezco para escucharte y regalarte mil sonrisas, a cual de ellas más grande. Me ofrezco para ser tus oídos, para ser el hombro adolecido donde curar tus penas y lamentos, donde poder evadir ciertos pensamientos que ensombrecen tu persona y enlutan tu   gracia y tu carisma. Dime qué o quién apagó la luz que iluminaban tu mirada, qué o quién borró esa bella sonrisa ya que ahora sólo puedo odiarlo, maldecirlo o despreciarlo, por causar tanto, tanto daño. Pero mi corazón sólo está por ti   en

Traición

Siento que la traición se cierne sobre mí, que allí donde hubo calor ahora solo quedan rescoldos que se avivan por deseos banales y se enfrían con los lamentos. Siento el acero frío sobre mi garganta intentado silenciar mi voz, veo la escoria en su mirada que terminó siendo tu perdición. Como sucumbiste a sus ansias, siendo el capricho de su entrepierna y ahora sostienes su mano como si fuera tu alimento imperecedero. No comprendo tu elección, ni discierno de la fatalidad de tu determinación, no hay duda que para ti ella es mejor, pero yo discrepo   desde mi destierro. Nadie te amará como yo, pero nunca sabrás lo que es ese amor, no dejaste que te lo diera, pues pusiste mil y una barreras, lo arrinconaste con mentiras, lo engañaste con tus palabras, fingiste que no me conocías y luego finalmente apartaste tu mirada. Eres el rey del engaño, de la falacia y la ficció

Nexo

Me propuse tocar el cielo con mis manos, aquel cielo azul e infinito que parecía ilimitado   e interminable, me propuse sentir su frescor deslizándose por mi piel y escabulléndose entre mis dedos. Quise sentir su suavidad, aquella delicadeza que exhumaba como exquisitez soñada. Pero mis fuerzas eran mínimas y llegar a él parecía una batalla perdida, entonces te cruzaste en mi camino, me miraste, me diste la mano y me acompañaste en mi destino. Tus fuerzas se unieron a las mías, nuestros deseos se convirtieron en senda y alcanzar el cielo solo fue el principio. Unidos llegamos muy lejos, éramos dos almas fusionadas, dos energías conectadas que comprendieron que su fortaleza nacía de su nexo más profundo, de su vinculación a la vida. Somos grandes porque, somos. Meridien, 2014