Fin de jornada laboral, tarde extensa para poder empezar a volar, no puedo dejar de pensar en tus palabras, en esas miradas de complicidad, en esos intercambios de experiencias, pero aun así, parte de mi mente sigue sumida en el trabajo, difícil de desconectar, pero el fin de semana me reclama para sí, ímpetu para disfrutar es lo que emerge de mis adentros, deseo de aplicar la práctica a la teoría, aunque casi siempre quede en eso, simple deseo. Le concedo a mi mente 15 minutos más, la reclamo para vivir intensamente, para llenarla de esencia, para cubrirla de alegría, para compartir sensaciones en estas 48 horas que sobrevienen. Al salir al exterior, el aire que me envuelve al pasear hace que sienta la libertad más cerca que nunca, me concede el aliento para empezar a soñar, es fin de semana, no lo puedo olvidar. Muchas cosas por hacer, unas por empezar, otras por acabar, ni yo ni mi mente pueden dejar de trajinar, pero el ritmo es distinto, la actividad aún más, dedico mis horas y ac
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible