Me conferiste la confianza que me faltaba, me ayudaste a romper con las barreras que a mi paso se desvanecían como la niebla cuando sale el sol, conseguí sobreponerme a los malos momentos y redescubrirme de nuevo. Ahora, los miedos, el temor y recelo, disminuyen en mi mente, menguan al mismo ritmo que mi confianza crece. Sólo tú, el tiempo, aquél que puede ser finito e infinito, aquél que no debe ser menospreciado ni ignorado, sólo tú puedes hacer que en tu devenir el cambio otorgue nuevas ilusiones y cualquier desdén quede postergado al olvido. Tiempo, te necesito, como aliado, como socio y amigo, para seguir creciendo, progresando y llegar a sazonar mi vida de ti. Meridien
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible