... cuéntame

Siento como una pausa llena mis horas, una pausa finita pero sin tiempo definido. Veo como los días pasan sin perspectivas con un continuo cambio en el horizonte y un constante devenir de pensamientos. No hay calma en esta alma, aún sintiendo esa pausa acomodarse en las entrañas y divago entre esa incertidumbre que me abate fuertemente contra el muro del temor. La confianza depositada en manos amigas ahora se desvanece entre silencios, cada acto se convierte en una sentencia y la procesión queda por dentro. No puedo mostrar más de mí, no debo dejar ver más allá de mi aparencia pues me quedo indefensa ante la crueldad de quien la procesa y no le importa quién o por qué, simplemente la ejerce para su beneficio. Siento como la pausa se hizo dueña de mis horas, se acomodó en mis palabras, entre mis silencios, no sé si su estancia será larga o corta, pero ella está aquí y ahora. Meridien

Falsos rostros que se muestran altivos, que emulan sonrisas y miradas de complicidad pero que tan sólo son espejismos del alma, pues su falsedad es de verdad. Falsos rostros, falsas miradas, falsas palabras, falsa amistad, falso cariño, falsa admiración, falsedad entre falsedad. Manos que un día te abrazaron ahora te golpean sin más, aquella boca que te alagaba y ahora te insulta hasta herirte en profundidad, palabras que parecían amigas y luego quedaron amargadas por la hiel de la falsedad. No hay más que explicar de aquél que lleva por insignia el rostro implacable de la falsedad, falsa sonrisa, falsa mirada, falsos abrazos, falsos besos, falsos sentimientos, falsedad, hoy se muestra tu amigo y mañana te hunde sin más. Meridien