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Mostrando entradas de enero, 2014

Cuando el miedo me paraliza

Cuando el miedo me paraliza, siento como la ansiedad se apodera de mi cuerpo, mi corazón late con fuerza, desbocado, descontrolado, su latido vertiginoso y precipitado, hiere mi cuerpo como cuchillo afilado. Mi pensamiento no deja de crear posibilidades y mientras tanto, me acobardo. En ese momento, el miedo ya se ha apoderado de mí, ha entristecido mi mirada, me ha llenado de temores y ha logrado encerrar entre barrotes  a mi amada calma. Ya no siento serenidad,  se fue, mi valor se perdió de su mano, ahora sólo siento terror y este inconcebible desasosiego que me está matando. Siento pavor,  siento esa turbación recorriendo mi cuerpo, me siento débil, frágil, inseguro, cobarde y temeroso, la angustia invade cada recoveco de mi ente, no puedo vivir así, es un lastre que me acompaña que me tiene esposado a él, a su nombre,  miedo,  a su ser, temor a su

Cuando sumas

Cuando sumas todo parece más grande, porque llenas espacios vacíos, porque te envuelves con el aroma de la ilusión y sientes que ya nada será lo mismo. Sumas y creas valor añadido, un valor compuesto de tu propio valor, aquél con el cual enfrentaste los miedos del vacío, de la soledad, de la desesperación y de perderte en el olvido. Sumas a tu ritmo, siendo constante en tus hábitos, siendo  profundo en tu optimismo, cumpliendo promesas y aspiraciones, corriendo, bailando, saltando, soñando… todo por vivir tu vida que llenas de sentido. Sumas cuando sonríes a la vida y le das la mano mientras respiras, sientes y descubres que tu llanto no es solo tristeza, sino también alegría. Sumas y sigues sumando, y mientras tanto…pasa tu vida. Cuando sumas todo parece más grande, porque llenas espacios vacíos, porque te envuelves con el aroma de la ilusión y sientes que ya nada será lo mismo.  Meridien, 2014