Tú mi amigo poeta,
aquél que me dedica bellos poemas,
que hace renacer una y otra vez esa luminosidad en mi mirada,
ese latir inquieto de mi corazón,
aquél que viene y va, pero que siempre permanece,
que marcó mi vida y mi presente,
donde su huella perdura en mi interior,
donde las palabras que escribió resuman sabiduría,
donde las letras están llenas de amor, impregnadas de vida.
Tú que en la distancia haces eco de la amistad,
respondiendo a mis preguntas,
concediendo claridad a tus palabras.
Tú que me haces cómplice de tus desvelos,
que compartes conmigo tu efervescencia,
agitando el respeto más allá de las promesas.
Siempre en mi pensamiento,
contraste de réplica,
sé feliz,
sé sonriente,
aprende de aquello que siempre es presente.
aquél que me dedica bellos poemas,
que hace renacer una y otra vez esa luminosidad en mi mirada,
ese latir inquieto de mi corazón,
aquél que viene y va, pero que siempre permanece,
que marcó mi vida y mi presente,
donde su huella perdura en mi interior,
donde las palabras que escribió resuman sabiduría,
donde las letras están llenas de amor, impregnadas de vida.
Tú que en la distancia haces eco de la amistad,
respondiendo a mis preguntas,
concediendo claridad a tus palabras.
Tú que me haces cómplice de tus desvelos,
que compartes conmigo tu efervescencia,
agitando el respeto más allá de las promesas.
Siempre en mi pensamiento,
contraste de réplica,
sé feliz,
sé sonriente,
aprende de aquello que siempre es presente.
Meridien, 2007
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