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No son para mí

Quise contarte lo que me preocupó
pero tus oidos no eran para mí,
el tiempo se consumía,
no debí ilusionarme con las incertezas,
con el deseo de tu atención
y de silencios la realidad se plagó.
Silencios tímidos,
recelosos de ser aprisionados por tus encantos,
de convertirse en castigos,
de olvidar que alguna vez fueron palabras
ansiosas de ser escuchadas,
mas comprendí que no me escuchabas porque no me oías,
tus oidos no eran para mí,
quizás para otra,
merecedora de tu atención,
de tu comprensión e iniciativa de corazón.
El tiempo sigue su paso,
se consume,

sin trascendencia los recuerdos quedan perennes,
sigues sin oirme,
sin intentar escucharme,

sin comprender la angustia que siento.
No me imagino un momento de locura,
en el que cruces este umbral que nos separa,
que desvies por un momento tu mirada
y escuches la voz que te clama desde su eterna soledad.
La inocencia de mis palabras queda enmudecida,
la angustia de mi preocupación aumenta,
con mi voz apagada,
silenciada por la incomprensión
o quizás por el desconocimiento,
y aun así, hoy sigo guardando silencio.


Meridien, 2007

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