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Príncipe en sueños

Imaginaba que serías mi príncipe azul,
aquél con el cual soñaba día tras día,
te imaginaba como marido, amante, amigo,
creí en un amor para compartir,
todos los días de nuestras vidas.
Todo era posible,
desde los sueños y la ilusión,
la realidad es diferente,
llena de matices,
sin perfección.
Y la vida se complica,

y la perfección sólo queda en un sueño,
todo lo deseado no es posible,
lo sabes y lo comprendes,
simplemente debes escoger aquello que más te llene,
tomar la decisión correcta
aunque en el camino hayas errado varias veces,
aprender de los errores
y valorar lo que se pretende.
Qué deseo llena tu vida,
qué es lo que hace brillar tu mirada,
qué dibuja esa sonrisa o llena tu corazón,
es aquello que anhelas o lo que recibes de tu amor.
Imaginé que eras un príncipe
y ahora tan sólo eres humano,
un hombre con sus virtudes y defectos,
pero siempre lleno de encantos.
A la mirada de otros, nosotros,
la eterna adorable pareja,
sin problemas, sin la posibilidad de errores o ruptura.
Ahora es tiempo de afrontar la vida desde la realidad,
cuestionarse sin culpas ni lamentos,
decidir que es lo que bien se quiere,
sin tener la sensación de haber perdido el tiempo en ello,
aceptar la no perfección
y sentir que de nuevo vuelve la ilusión.
Ilusionarse por una realidad,
por nuestra humanidad,
con todo lo bueno y no tan bueno,
poniendo límites a lo que no nos conviene,
dando libertad al amor,
aceptarse mutuamente,
aceptarse desde el corazón,
sin miradas compasivas, con miradas de amor.
Te veo, te miro y te comprendo,
siento al ser humano que llevas dentro,
al alma cálida que en su seno me acoge
y me dejo llevar por la dulzura de tus actos,
valoro todo lo positivo que hay en ti,
pongo en la balanza los hechos
y el peso se decanta hacia más de lo bueno,
es por ello que te quiero,
que aprecio cada uno de nuestros momentos,
que te recibo desde mi humilde alma
y con el corazón abierto.

Meridien, 2007

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