Tus palabras intrigaron mi mente,
dejaron ausente por unos segundos mi consciencia,
y se preguntaron así mismas,
pregunta sin respuesta.
Que vamos a hacer contigo,
dijiste con tus palabras, desde tu benévola mirada,
y el silencio saturó el espacio,
entre nosotros una afable sonrisa,
yo sin saber que decir,
tu omitiendo lo que piensas.
No sé lo que inunda tus ideas,
lo que percibes de mi persona,
lo que adviertes desde tu esfera,
mas yo sólo pido respeto y no que sientas pena.
No quiero provocar lástima,
ni compasión ni piedad,
no quiero ser queja ni tampoco dolor,
no quiero llevar a un agotador disgusto,
ni tampoco ser grima sin una fehaciente verdad.
Pregunta, responderé, mas también omitiré,
porque no siempre es imprescindible tener todo el saber.
dejaron ausente por unos segundos mi consciencia,
y se preguntaron así mismas,
pregunta sin respuesta.
Que vamos a hacer contigo,
dijiste con tus palabras, desde tu benévola mirada,
y el silencio saturó el espacio,
entre nosotros una afable sonrisa,
yo sin saber que decir,
tu omitiendo lo que piensas.
No sé lo que inunda tus ideas,
lo que percibes de mi persona,
lo que adviertes desde tu esfera,
mas yo sólo pido respeto y no que sientas pena.
No quiero provocar lástima,
ni compasión ni piedad,
no quiero ser queja ni tampoco dolor,
no quiero llevar a un agotador disgusto,
ni tampoco ser grima sin una fehaciente verdad.
Pregunta, responderé, mas también omitiré,
porque no siempre es imprescindible tener todo el saber.
Meridien, 2007
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