Soy esa florecilla que crece en tu jardín,
aquella para la cual no son tus atenciones,
a la que no mimas dulcemente,
quizás porque ni siquiera la contemples.
Estás cegado por la belleza de las otras flores,
sólo sientes su perfume, sólo miras su hermosura,
las haces divinas y las magnificas,
mas te olvidas que en tu jardín hay una pequeña flor,
diminuta, quizás sin tanta belleza externa,
para esos ojos que sólo ven, el porte y la presencia.
Y entre tanto esplendor que reflejan,
no se percibe mi presencia,
no soy digna de tus manos,
ni tampoco de tu favor,
quizás sólo sea para tus ojos
una florecilla que incomoda tu visión,
quizás creas que opaco tanta belleza que hay a mi lado
y acabes por sacarme de tu jardín,
olvidando que alguna vez existí.
Soy esa florecilla que no se percibe,
que apenas se vislumbra,
que pasa inadvertida,
sin afán de protagonismo,
incapaz de captar tu atención,
soy esa florecilla que jamás robará tu corazón.
aquella para la cual no son tus atenciones,
a la que no mimas dulcemente,
quizás porque ni siquiera la contemples.
Estás cegado por la belleza de las otras flores,
sólo sientes su perfume, sólo miras su hermosura,
las haces divinas y las magnificas,
mas te olvidas que en tu jardín hay una pequeña flor,
diminuta, quizás sin tanta belleza externa,
para esos ojos que sólo ven, el porte y la presencia.
Y entre tanto esplendor que reflejan,
no se percibe mi presencia,
no soy digna de tus manos,
ni tampoco de tu favor,
quizás sólo sea para tus ojos
una florecilla que incomoda tu visión,
quizás creas que opaco tanta belleza que hay a mi lado
y acabes por sacarme de tu jardín,
olvidando que alguna vez existí.
Soy esa florecilla que no se percibe,
que apenas se vislumbra,
que pasa inadvertida,
sin afán de protagonismo,
incapaz de captar tu atención,
soy esa florecilla que jamás robará tu corazón.
Meridien, 2007
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