Ha sido una noche corta e intensa,
llena de cálidos sueños,
con aroma de felicidad y sabor a amor,
complaciente de deseos,
enriquecedora por momentos,
apasionada y febril,
viva y agitada,
parecía no tener fin.
Y en mis sueños paseábamos junto a la orilla del mar,
bañados por la luz cálida de un bello atardecer,
rodeados por esa fragancia de mar,
juntos de la mano,
siendo compañía, siendo amistad.
Confesiones bajo los últimos rayos de luz,
revelaciones de aquello que siempre quiso ser.
Ha sido una noche corta e intensa,
donde mis sueños se hacían realidad,
fantasía o espejismo,
esta noche no la podré olvidar.
Y al llegar la noche sobre nosotros
la incertidumbre dió paso a la determinación,
fueron tus besos y caricias los que me llenaron de amor.
Sentados sobre la arena,
sintiendo el sabor dulce de esa noche llena de estrellas,
tu aliento sobre mis labios,
tus manos sobre mi piel,
tus palabras en mis oidos,
diciéndome que me amarían sin fin,
deleite de oportunidad, circunstancia sin par.
Ha sido una noche corta e intensa,
llena de cálidos sueños,
con aroma de felicidad y sabor a amor,
complaciente de deseos,
enriquecedora por momentos,
apasionada y febril,
viva y agitada,
parecía no tener fin.
Y bajo el manto estrellado del cielo,
bajo la luz de la luna de plata,
rodeados de ese aroma a mar intenso
y de esa brisa que eriza mi piel cuando me abraza,
a medio camino entre tu boca y la mía,
a medio camino del deseo y el amor,
donde las palabras enmudecen para dar paso a la pasión,
pasión y deseo,
llenos de amor.
Poco a poco tus labios se acercan
sin saber que los míos los buscan,
que anhelan compartir su calor, su sabor y su tacto,
sin límites, sin espacios,
siendo partícipes de ese estelar momento
donde las urgencias se desvanecieron,
donde el tiempo se ha parado en el momento de sentir tus labios.
Y es tu boca,
tu tacto húmedo y cálido que se cierne sobre la mía,
que me habla, que me ama,
que expresa lo que hasta ahora había callado,
y son tus labios los que haces míos,
los que dejas que saboree y me sacie con su dulzura,
son tus manos las que avanzan por todo mi cuerpo,
haciéndolo suyo, dibujando el camino del deseo.
Delicadamente, tus labios recorren mi cuello,
mis hombros, mi espalda...
en fin, todo mi cuerpo
y yo respondo con ternura,
cálidez y placer explícito
a cada una de tus intensas caricias,
besando tu alma y tu cuerpo,
deseando todo tu ser,
serenos ante la intensidad del acontecimiento,
y bajo la luz de la luna,
bajo la contemplación de ese cielo
y esa noche que hicimos nuestros,
tu cuerpo y el mío, se funden en un amor intenso.
Ha sido una noche corta e intensa,
donde mis sueños se hacían realidad,
fantasía o espejismo,
esta noche no la podré olvidar.
llena de cálidos sueños,
con aroma de felicidad y sabor a amor,
complaciente de deseos,
enriquecedora por momentos,
apasionada y febril,
viva y agitada,
parecía no tener fin.
Y en mis sueños paseábamos junto a la orilla del mar,
bañados por la luz cálida de un bello atardecer,
rodeados por esa fragancia de mar,
juntos de la mano,
siendo compañía, siendo amistad.
Confesiones bajo los últimos rayos de luz,
revelaciones de aquello que siempre quiso ser.
Ha sido una noche corta e intensa,
donde mis sueños se hacían realidad,
fantasía o espejismo,
esta noche no la podré olvidar.
Y al llegar la noche sobre nosotros
la incertidumbre dió paso a la determinación,
fueron tus besos y caricias los que me llenaron de amor.
Sentados sobre la arena,
sintiendo el sabor dulce de esa noche llena de estrellas,
tu aliento sobre mis labios,
tus manos sobre mi piel,
tus palabras en mis oidos,
diciéndome que me amarían sin fin,
deleite de oportunidad, circunstancia sin par.
Ha sido una noche corta e intensa,
llena de cálidos sueños,
con aroma de felicidad y sabor a amor,
complaciente de deseos,
enriquecedora por momentos,
apasionada y febril,
viva y agitada,
parecía no tener fin.
Y bajo el manto estrellado del cielo,
bajo la luz de la luna de plata,
rodeados de ese aroma a mar intenso
y de esa brisa que eriza mi piel cuando me abraza,
a medio camino entre tu boca y la mía,
a medio camino del deseo y el amor,
donde las palabras enmudecen para dar paso a la pasión,
pasión y deseo,
llenos de amor.
Poco a poco tus labios se acercan
sin saber que los míos los buscan,
que anhelan compartir su calor, su sabor y su tacto,
sin límites, sin espacios,
siendo partícipes de ese estelar momento
donde las urgencias se desvanecieron,
donde el tiempo se ha parado en el momento de sentir tus labios.
Y es tu boca,
tu tacto húmedo y cálido que se cierne sobre la mía,
que me habla, que me ama,
que expresa lo que hasta ahora había callado,
y son tus labios los que haces míos,
los que dejas que saboree y me sacie con su dulzura,
son tus manos las que avanzan por todo mi cuerpo,
haciéndolo suyo, dibujando el camino del deseo.
Delicadamente, tus labios recorren mi cuello,
mis hombros, mi espalda...
en fin, todo mi cuerpo
y yo respondo con ternura,
cálidez y placer explícito
a cada una de tus intensas caricias,
besando tu alma y tu cuerpo,
deseando todo tu ser,
serenos ante la intensidad del acontecimiento,
y bajo la luz de la luna,
bajo la contemplación de ese cielo
y esa noche que hicimos nuestros,
tu cuerpo y el mío, se funden en un amor intenso.
Ha sido una noche corta e intensa,
donde mis sueños se hacían realidad,
fantasía o espejismo,
esta noche no la podré olvidar.
Meridien, 2007
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