Que pena no poder ver tu mirada,
no sentir tus abrazos u oir tus palabras,
que pena no poder compartir este atardecer,
ni asombrarme con tus acciones,
que pena no tenerte a mi lado
aunque te llevo conmigo,
y es así como te recuerdo,
cercana desde la distancia que marcó la muerte,
presente en mi memoria,
palpitante en mi triste corazón.
Hoy escuché como algunos te nombraban,
recordando tu nombre y tu vida,
pero tú no estabas ahí en presencia,
mas bien estabas en cada uno de nosotros,
en los recuerdos que creaste,
en la huella que dejaste.
Y en el silencio entrecortado por alguna que otra sonrisa,
descubro que sigues ahí,
a mi lado, dentro de mí,
al igual que dentro de otros corazones
que se baten entre la tristeza y el abatimiento,
entre el dolor y el seguir adelante,
entre el ayer , el hoy y lo que deberá ser.
Que pena llena mi ser,
pena por no poderte ver.
no sentir tus abrazos u oir tus palabras,
que pena no poder compartir este atardecer,
ni asombrarme con tus acciones,
que pena no tenerte a mi lado
aunque te llevo conmigo,
y es así como te recuerdo,
cercana desde la distancia que marcó la muerte,
presente en mi memoria,
palpitante en mi triste corazón.
Hoy escuché como algunos te nombraban,
recordando tu nombre y tu vida,
pero tú no estabas ahí en presencia,
mas bien estabas en cada uno de nosotros,
en los recuerdos que creaste,
en la huella que dejaste.
Y en el silencio entrecortado por alguna que otra sonrisa,
descubro que sigues ahí,
a mi lado, dentro de mí,
al igual que dentro de otros corazones
que se baten entre la tristeza y el abatimiento,
entre el dolor y el seguir adelante,
entre el ayer , el hoy y lo que deberá ser.
Que pena llena mi ser,
pena por no poderte ver.
Meridien, 2007
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