Distingo entre la espesura de tus labios
el refugio de los míos,
en la profundidad de tu mirada
los secretos ocultos de la mía,
conjugación de amor y pasión,
expresión del deseo de nuestros cuerpos
que se confiesan mutuamente.
Nadie advierte su presencia
porque su voz es sutil,
pero no obstante,
ellos se entienden,
se expresan, se declaran,
se confiesan su apetito inminente,
sus ganas de amarse,
de llenarse de mimos mutuamente.
Son tus miradas aquellas que me cautivan,
son mis miradas aquellas que te seducen,
son tus sonrisas la conquista de las mías,
nuestros cuerpos, la tentación en vida.
Deleite de palabras,
cortejo de miradas,
caricias que enloquecen,
amor que nos embarga,
todo aquello que vivimos,
es miel para nuestras almas.
Y en ese esplendor de sentimientos
que se baten entre la seducción
y el encantamiento,
rescato mi corazón hechizado
por cada uno de tus dulces besos,
embelesado por tus caricias
y pretendido más allá del afecto.
Percibo la magia en el aire,
advierto la apetencia de nuestros cuerpos,
tú para mi y yo para tus deseos.
Meridien, 2007
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