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Lágrimas que precipitan

De nuevo han caido mis lágrimas
como la lluvia de un día gris otoñal,
de nuevo resbalaban sobre mis mejillas
y mi corazón hacían tambalear,
de nuevo sumida en la tristeza,
entre las ruinas de nueva creación,
de nuevo el corazón roto,
de nuevo sin perdón.
Eras mi amor, mi vida, mi convicción
y ahora esto se está convirtiendo en un largo adiós,
necesito descansar,
hacer un alto en el camino,
recuperar las fuerzas minadas por tanto sufrimiento,
recoger de nuevo mi aliento
y volver a respirar.
Cada vez te siento más lejos
y sin embargo te tengo cerca,
paso a paso nos vamos perdiendo en este tiempo de desesperanza,
en esta apatía por cada silencio,
por cada mirada evadida,
por cada beso que quedó en el aire
y cada caricia que se perdió en nuestra lejanía.
De nuevo desilusionada por el presente,
sola en mis pensamientos
que se muestran irascibles conmigo misma,
castigadores de cada palabra o silencio,
jueces en cada momento de mi vida.
El cansancio es tan grande
que mi alma pide rendirse,
sumirse en un letargo sin prisas,
cansancio por un continuo pedir perdón,
cansancio de hablar y no ser escuchada,
cansancio de pensar y sentir tanto,
simplemente cansancio.
Necesito un poco de paz,
una paz que antes conseguía en tu regazo
y que ahora no encuentro,
necesito llorar y despojarme de tanto dolor,
de tanto sufrimiento e incomprensión,
necesito la llave a un nuevo mañana,
donde me sea devuelta mi sonrisa apagada,
el brillo continuo de mi mirada
y el latido de mi corazón
que marcará el paso por una vida mejor,
necesito apagar esta continua angustia,
necesito volver a ser yo.

Meridien, 2007

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