Me dejaría llevar por los susurros de tus palabras,
por el encantamiento de tu mirada,
por el horizonte que dibujas en mi sonrisa,
por los besos que me regalas en la comisura de mis labios
allí donde se guardan los mayores secretos.
Me dejaría llevar por ese ímpetu y esa constancia,
por el deseo de la caricias de tus manos,
por tu templado semblante
que provoca en mí una interminable batalla.
Me dejaría llevar por tus sueños que haces míos,
por tus deseos que aumentan mis sentidos,
por la calidez de tu boca o de tu cuerpo,
por el comienzo de un nuevo camino.
Me dejaría llevar por tus manos
y de tus brazos jamás escaparía,
empapándome de la intensidad de tu alma,
sintiendo ser el aliento que llena tu vida.
Me dejaría llevar,
pero no se si tu quieres que lo consiga.
por el encantamiento de tu mirada,
por el horizonte que dibujas en mi sonrisa,
por los besos que me regalas en la comisura de mis labios
allí donde se guardan los mayores secretos.
Me dejaría llevar por ese ímpetu y esa constancia,
por el deseo de la caricias de tus manos,
por tu templado semblante
que provoca en mí una interminable batalla.
Me dejaría llevar por tus sueños que haces míos,
por tus deseos que aumentan mis sentidos,
por la calidez de tu boca o de tu cuerpo,
por el comienzo de un nuevo camino.
Me dejaría llevar por tus manos
y de tus brazos jamás escaparía,
empapándome de la intensidad de tu alma,
sintiendo ser el aliento que llena tu vida.
Me dejaría llevar,
pero no se si tu quieres que lo consiga.
Meridien, 2007
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