Hoy quise estar entre tus brazos
y ellos fueron míos,
mas sólo unos segundos
y tan sólo como desconocidos,
fue la esencia en un suspiro,
el deseo entre dos cuerpos,
fue el tiempo concedido
por y para ello.
Rodeados de miradas
que aprisionan nuestros sentidos,
sólo pudimos ser dos en la distancia,
uno sólo, por un bello segundo,
un segundo lleno de debilidad,
de pasión y afinidad.
Tu mano sobre mi espalda
que me acerca hacia ti,
nuestras miradas cómplices
de este porvenir
y tan sólo en un segundo
te sentí para mí,
lejos de miradas,
de palabras,
de la realidad que nos esperaba.
Por un segundo soñé despierta,
por un segundo sentí tu firme presencia,
tu abrazo que me hacía suya
y él que se convertía en mío,
ambos dejaron huella,
en el alma de quien las lleva.
Mas el segundo transcurrió
y tu abrazo se evaporó,
mas quedó el recuerdo de su tacto
y el deseo por su paso.
y ellos fueron míos,
mas sólo unos segundos
y tan sólo como desconocidos,
fue la esencia en un suspiro,
el deseo entre dos cuerpos,
fue el tiempo concedido
por y para ello.
Rodeados de miradas
que aprisionan nuestros sentidos,
sólo pudimos ser dos en la distancia,
uno sólo, por un bello segundo,
un segundo lleno de debilidad,
de pasión y afinidad.
Tu mano sobre mi espalda
que me acerca hacia ti,
nuestras miradas cómplices
de este porvenir
y tan sólo en un segundo
te sentí para mí,
lejos de miradas,
de palabras,
de la realidad que nos esperaba.
Por un segundo soñé despierta,
por un segundo sentí tu firme presencia,
tu abrazo que me hacía suya
y él que se convertía en mío,
ambos dejaron huella,
en el alma de quien las lleva.
Mas el segundo transcurrió
y tu abrazo se evaporó,
mas quedó el recuerdo de su tacto
y el deseo por su paso.
Meridien, 2007
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