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Tengo tanta sed

Tengo sed de tu boca,
tengo sed de tus labios,
tengo hambre de tus caricias,
de sentirte a mi lado,
soy un cuerpo en el desierto
consumiendo sus reservas,
alimentándose del amor de estos años
y bebiendo a sorbos de tu estela,
pero todo se evapora
y nada queda.
Tengo sed de tu cuerpo,
tengo hambre de tus miradas,
de tenerte entre mis piernas,
de ahogar mi soledad humana,
de salir de este desierto,
de dejar a un lado las arenas que me atrapan,
descubrir un nuevo oasis
y poder beber de sus aguas,
recuperame de tanto cansancio
y sentir un soplo de aire sobre mi alma.
Tengo sed de tu aliento,
tengo hambre de tus palabras,
de poder escuchar un susurro
que me diga que me ama,
desaparecer de esta condena que cada día se hace más pesada,
recibir una nueva bocanada de aire fresco
que me ayude a levantar mi cuerpo,
que conceda firmeza a este nuevo intento
y subsista en mis adentros.
Tengo ganas de llegar a la orilla
y sentir una mano amiga,
que me acoja entre sus brazos,
con emotividad y sensibilidad,
acariciando mi rostro abatido por tanto cansancio,
dándome fuerzas para recuperar cada uno de mis sueños olvidados,
para así poder seguir amando
y bebiendo eternamente de esos labios.
Tengo tanta sed...
y no hay nadie en este desierto abandonado.

Meridien, 2007

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