Tiemblo cuando estoy a la orilla de tu mar,
cuando me sujetas de la mano y no me dejas escapar,
tiemblo cuando noto tu respiración cercana
yendo de camino hacia mí,
acercándose con ímpetu.
Tiemblo cuando percibo el aroma de esas caricias soñadas
a la luz de la luna llena,
bajo la mirada atenta de las estrellas,
tiemblo cuando tus susurros en mis oidos
se convierten en eco en mi corazón,
creando un ritmo mágico,
un palpitar de ilusión,
esperando a ser amado.
Tiemblo cuando no veo ninguna frontera en ti, en mí,
tiemblo sólo de imaginar el sabor de tu boca impregnado en la mía
en una aparente eternidad llena de vida,
embriagándome de tu esencia,
llenándome de expectativas.
Tiemblo y no debería.
cuando me sujetas de la mano y no me dejas escapar,
tiemblo cuando noto tu respiración cercana
yendo de camino hacia mí,
acercándose con ímpetu.
Tiemblo cuando percibo el aroma de esas caricias soñadas
a la luz de la luna llena,
bajo la mirada atenta de las estrellas,
tiemblo cuando tus susurros en mis oidos
se convierten en eco en mi corazón,
creando un ritmo mágico,
un palpitar de ilusión,
esperando a ser amado.
Tiemblo cuando no veo ninguna frontera en ti, en mí,
tiemblo sólo de imaginar el sabor de tu boca impregnado en la mía
en una aparente eternidad llena de vida,
embriagándome de tu esencia,
llenándome de expectativas.
Tiemblo y no debería.
Meridien, 2007
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