Ya no saben a nada tus besos,
ni a sal ni a azúcar,
se han vuelto ínsipidos,
insulsos, sosos,
son algo trivial,
corrientes,
ya no pertenecen a aquellos instantes
que me quitaban el aliento,
y besaban mi piel con tanto deseo.
Ya no saben a nada tus besos,
ya no son el fuego que calentaban mi ser,
que ruborizaban mi rostro
o excitaban mi piel.
Incapaces de encender esa llama de deseo,
ese pequeño escalón de placer,
ahora han dejado de ser especiales
para convertirse en besos textuales.
Ya no saben a nada tus besos,
son llanos,
lisos, planos, literales,
ya no son besos ardientes,
efusivos, fogosos o impulsivos,
más bien son cordiales y poco expresivos.
Ya no saben a nada tus besos,
pues con ellos te he perdido.
ni a sal ni a azúcar,
se han vuelto ínsipidos,
insulsos, sosos,
son algo trivial,
corrientes,
ya no pertenecen a aquellos instantes
que me quitaban el aliento,
y besaban mi piel con tanto deseo.
Ya no saben a nada tus besos,
ya no son el fuego que calentaban mi ser,
que ruborizaban mi rostro
o excitaban mi piel.
Incapaces de encender esa llama de deseo,
ese pequeño escalón de placer,
ahora han dejado de ser especiales
para convertirse en besos textuales.
Ya no saben a nada tus besos,
son llanos,
lisos, planos, literales,
ya no son besos ardientes,
efusivos, fogosos o impulsivos,
más bien son cordiales y poco expresivos.
Ya no saben a nada tus besos,
pues con ellos te he perdido.
Meridien, 2007
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