Ir al contenido principal

Corazón incomprendido

El tiempo pasa esperando a que las cosas cambien,
pero no hay un ritmo predestinado
ni una consecuencia establecida,
apenas un ápice de insconstancia a cambiado
y los resultados no dejan de ser débiles,
inconnexos, sin apenas diferencias,
quizás haya demasiado por esperar
y poco por recibir y dar,
quizás sea la palabra en la que se pusieron demasiadas ilusiones
y tan sólo quedó en un quizás.
Prácticamente nada ha cambiado,
ha vuelto una normalidad que no querías volver a aceptar,
y ahí está de nuevo, enmascarada bajo la esperanza de cambiar,
y aunque esto te marque de nuevo,
dejando la huella más profunda todavía,
debes seguir adelante y pensar que es mejor que nada,
ese autoengaño que se repite de nuevo
y que ha vuelto de nuevo para quizás quedarse para siempre.
No hay dudas cuando miras hacia fuera,
pero sí cuando tu interior reclama un poco de sentido,
sentido que se desvanece por tanta incomprensibilidad
que se hace eco en un silencio oculto tras un gesto de aceptación.
Y sí, aceptas que no puede ser lo que tú querías,
lo que soñabas o deseabas,
y que has de conformarte con aquello que recibes,
porque después de todo, eso es mejor que nada.
Y sí, aceptas que te has vendido de nuevo a la nada
y que aunque quieras llenarla de adornos,
ella te sigue hiriendo en cada una de tus batallas.
El tiempo pasa esperando a que las cosas cambien,
pero las cosas no cambian como esperabas,
no recibes lo que querías,
tan solo algo de ilusión desgarrada
y tu corazón cada vez más herido,
siente que jamás será comprendido.

Meridien

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amigo mío. (Antoine De Saint-Exupéry)

Amigo mío, tengo tanta necesidad de tu amistad. Tengo sed de un compañero que respete en mí, por encima de los litigios de la razón, el peregrino de aquel fuego. A veces tengo necesidad de gustar por adelantado el calor prometido, y descansar, más allá de mí mismo, en esa cita que será la nuestra. Hallo la paz. Más allá de mis palabras torpes, más allá de los razonamientos que me pueden engañar, tú consideras en mí, simplemente al Hombre, tú honras en mí al embajador de creencias, de costumbres, de amores particulares. Si difiero de ti, lejos de menoscabarte te engrandezco. Me interrogas como se interroga al viajero, Yo, que como todos, experimento la necesidad de ser reconocido, me siento puro en ti y voy hacia ti. Tengo necesidad de ir allí donde soy puro. Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho necesariamente indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas. Te estoy agradecido porque me...

De casualidad

Te encontré de casualidad entre palabras y silencios, descubrí una nueva forma de sentir teñida de azul intenso. Y desde lejos, te admiraba y de cerca, te sentía, y más allá de un buen momento, lo nuestro duró toda una vida. Me niego a sentir que te pierdo, me niego a pensar que te alejas, y aunque el tiempo marque distancias, el amor siempre nos acerca. Tu mirada y tu sonrisa, siempre cálidas y atentas, llenan de paz y sosiego, mi alma y mi rostro. Somos parte de miradas, algunas cercanas y otras ajenas, siempre distantes de nuestra historia mas atentos a nuestras elecciones. Y de la casualidad de un día, y de ese inesperado momento, se ha creado una relación intensa, dulce, cálida y a la vez hermosa. Pues de las palabras y silencios nacen bonitas historias, te encontré de casualidad y ahora la casualidad, es, historia. Meridien, 2006

Si te caes...

Si te caes, aprende a levantarte, no dudes en alzar la cabeza, mirar hacia el cielo y recuperar las fuerzas, respirar profundo, coger impulso, sentir que la vida te ofrece más que su esencia, una nueva oportunidad. Pierde tus miedos, perdona tus errores, no somos inmunes a lo externo, ni siquiera a nosotros mismos. Hay muchas formas de caer, de tristeza, de golpes, de dudas, de crueldad, de falsedad… Pero también hay miles de formas de levantarse, con sueños, con motivación, con corazón y alegría, con manos amigas… No dudes de tu fortaleza, aunque a veces olvides que la llevas contigo, en tu interior, porque en el fondo, siempre está ahí. Búscala, llámala con todas tus fuerzas para que salga, alienta a tu corazón a reclamarla, dile a tus pies, a tu manos, a tu cuerpo, que se revelen contra la gravedad, no te dejes caer de nuevo. Como capitán de tu vida, siente el orgullo de haber ganado batallas que alguna...