Me prometí que olvidaría tus ojos
y que su color en mi memoria se desvanecería,
ya no sé si eran verdes, azules, negros o grises,
no sé si me enamoré por su color
o por su brillo,
quizás fuera por su mirada descarada,
o puede que por su ternura enjaulada.
No sé que me hizo fijarme en ellos,
ni que despertó en mí tantos sentimientos,
no recuerdo conscientemente ese tiempo
en el cual ellos eran mi deseo,
la fuerza y el fuego por los cuales crecía mi aliento,
mis ganas de unir mi piel a tu piel,
mi cuerpo a tu cuerpo,
mi sed a tu sed.
Me prometí a mí misma olvidarte
y el olvido llegó a mí lentamente,
sin prisas,
con calma,
seguro de desvanecer todo aquello que me atormentaba,
pues tus ojos no eran para mí,
ni siquiera tus miradas
y su brillo era por otra
a quien seguía tu corazón y tu alma,
por ello juré que borraría,
todo rastro que a ti me recordara
y con ello esos recuerdos
que en mi mente se guardaban,
y ahora no sé como eran tus ojos,
ya creo que olvidé tu dulce mirada.
y que su color en mi memoria se desvanecería,
ya no sé si eran verdes, azules, negros o grises,
no sé si me enamoré por su color
o por su brillo,
quizás fuera por su mirada descarada,
o puede que por su ternura enjaulada.
No sé que me hizo fijarme en ellos,
ni que despertó en mí tantos sentimientos,
no recuerdo conscientemente ese tiempo
en el cual ellos eran mi deseo,
la fuerza y el fuego por los cuales crecía mi aliento,
mis ganas de unir mi piel a tu piel,
mi cuerpo a tu cuerpo,
mi sed a tu sed.
Me prometí a mí misma olvidarte
y el olvido llegó a mí lentamente,
sin prisas,
con calma,
seguro de desvanecer todo aquello que me atormentaba,
pues tus ojos no eran para mí,
ni siquiera tus miradas
y su brillo era por otra
a quien seguía tu corazón y tu alma,
por ello juré que borraría,
todo rastro que a ti me recordara
y con ello esos recuerdos
que en mi mente se guardaban,
y ahora no sé como eran tus ojos,
ya creo que olvidé tu dulce mirada.
Meridien
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