Me equivoco constantemente,
erro en mis actuaciones sin premeditación,
sin querer y sin pretensiones,
pero aún así, sigo equivocándome.
He desacertado una y otra vez con mi actitud,
la cual quisiera fuera diferente ante ciertas circunstancias,
mas no siempre resulta fácil
y uno acaba confundido,
engañandóse una y otra vez,
pensando que las cosas pueden ser distintas
y sí, acaban siendo insólitas,
llenando muchas veces de tristeza tus esperanzas.
Y todo resulta dudoso en esa ambigüedad que te rodea,
en esa imprecisión tuya y de otros,
en esa complicada tarea que es sobrevivir en una vida
repleta de laberintos.
Y sientes cada vez más esa saturación de pensamientos
que vienen y van empachando tu ser,
de inquietudes desacertadas que agotan tus ánimos
y dejan tras de sí, un halo de abatimiento.
Te preguntas por qué te equivocas con las personas
y te llenas de consternación sin saberlo,
quizás esperes más de lo que puedas recibir
y sólo debas contemplar un poco de aflicción
por aquellos que no llegaron a entrar en tu vida
y quedaron renegados a ser un simple y único sueño.
Me equivoco constantemente,
una y otra vez,
pierdo continuamente las esperanzas
y me siento desvalido ante cada circunstancia.
No quiero que la desidia forme parte de mí
pero indudablemente, cada día que pasa,
siento que pierdo mi fe,
esa confianza en mí,
esa convicción de poder llegar un día a ser feliz
sin que duela tanto.
erro en mis actuaciones sin premeditación,
sin querer y sin pretensiones,
pero aún así, sigo equivocándome.
He desacertado una y otra vez con mi actitud,
la cual quisiera fuera diferente ante ciertas circunstancias,
mas no siempre resulta fácil
y uno acaba confundido,
engañandóse una y otra vez,
pensando que las cosas pueden ser distintas
y sí, acaban siendo insólitas,
llenando muchas veces de tristeza tus esperanzas.
Y todo resulta dudoso en esa ambigüedad que te rodea,
en esa imprecisión tuya y de otros,
en esa complicada tarea que es sobrevivir en una vida
repleta de laberintos.
Y sientes cada vez más esa saturación de pensamientos
que vienen y van empachando tu ser,
de inquietudes desacertadas que agotan tus ánimos
y dejan tras de sí, un halo de abatimiento.
Te preguntas por qué te equivocas con las personas
y te llenas de consternación sin saberlo,
quizás esperes más de lo que puedas recibir
y sólo debas contemplar un poco de aflicción
por aquellos que no llegaron a entrar en tu vida
y quedaron renegados a ser un simple y único sueño.
Me equivoco constantemente,
una y otra vez,
pierdo continuamente las esperanzas
y me siento desvalido ante cada circunstancia.
No quiero que la desidia forme parte de mí
pero indudablemente, cada día que pasa,
siento que pierdo mi fe,
esa confianza en mí,
esa convicción de poder llegar un día a ser feliz
sin que duela tanto.
Meridien
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