Siento retumbar tus palabras,
esas que llenaste de desprecio y de rabia,
que emitiste con la seguridad de llegar a lastimar
y con el propósito de clamar
ese rencor que lleva tu alma.
Siento cada una de las heridas que dejaste sobre mi piel,
cada rasguño,
cada hematoma,
cada trazo de tu violencia,
esa que irradias sin necesidad de vanidad.
Siento cada uno de los golpes que me concedieron tus puños,
siento el amargor de tus palabras
y la maldad de tus miradas,
siento el dolor que me ofreciste gratuitamente,
siento mi propio tormento
y sufrimiento,
ese el cual procuraste que nunca olvidara
y aquél por el cual luchaste hasta el final,
con la imagen de mi agonía,
y tú esperando el pésame final.
Te siento y no quisiera sentirte.
esas que llenaste de desprecio y de rabia,
que emitiste con la seguridad de llegar a lastimar
y con el propósito de clamar
ese rencor que lleva tu alma.
Siento cada una de las heridas que dejaste sobre mi piel,
cada rasguño,
cada hematoma,
cada trazo de tu violencia,
esa que irradias sin necesidad de vanidad.
Siento cada uno de los golpes que me concedieron tus puños,
siento el amargor de tus palabras
y la maldad de tus miradas,
siento el dolor que me ofreciste gratuitamente,
siento mi propio tormento
y sufrimiento,
ese el cual procuraste que nunca olvidara
y aquél por el cual luchaste hasta el final,
con la imagen de mi agonía,
y tú esperando el pésame final.
Te siento y no quisiera sentirte.
Meridien
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