Ir al contenido principal

Somos la misma persona

A ti, que me escuchas cuando ya no quedan más oidos,
que me hablas cuando el resto del mundo me dedica su mutismo,
tú, que siempre persistes en estar cuando los demás se han ido,
que me llenas de calor en los momentos gélidos
y me ofreces tu calma para sosegar mi desazón.
Nunca te valoré lo suficiente
y tan sólo observé la superficialidad que otros remarcaron,
tanto para lo bueno como para lo malo,
aunque creo que siempre primó lo peor
y sólo supe ver los defectos, intentando ocultar de ti lo mejor.
A ti, que te redescubrí en el reflejo
de un pequeño charco de agua que la lluvia puso en mi camino,
en esas aguas a medio camino entre la transparecia y el barrizal,
entre la tierra y el cielo,
en una realidad palpable, tangible,
evidentemente eramos hasta ahora desconocidas siendo conocidas.
Tú, que tanto me costó reconocerte y sentirte mía,
que quedaste sometida a un silencio
hasta la refracción de una luz que se cruzó en mi destino
y así te redescubrí una vez pasada la inocencia
y vi que tú eras yo, que yo era tú,
que eramos la misma persona
y sin embargo hasta ahora me creía sola,
en esta soledad acompañada,

cegada por la opacidad que me rodeaba,
enmudecida en mi interior.
Ahora sé que te tengo, a ti, a mí ,
tú eres mi yo, yo soy tú,
ahora sonrío y siento esa sonrisa desde muy adentro,
ahora nos miramos cara a cara con la certeza de estar siempre ahí,
en nuestro interior,
en nuestro exterior,
siendo una única persona.

Meridien

Comentarios

Entradas populares de este blog

Amigo mío. (Antoine De Saint-Exupéry)

Amigo mío, tengo tanta necesidad de tu amistad. Tengo sed de un compañero que respete en mí, por encima de los litigios de la razón, el peregrino de aquel fuego. A veces tengo necesidad de gustar por adelantado el calor prometido, y descansar, más allá de mí mismo, en esa cita que será la nuestra. Hallo la paz. Más allá de mis palabras torpes, más allá de los razonamientos que me pueden engañar, tú consideras en mí, simplemente al Hombre, tú honras en mí al embajador de creencias, de costumbres, de amores particulares. Si difiero de ti, lejos de menoscabarte te engrandezco. Me interrogas como se interroga al viajero, Yo, que como todos, experimento la necesidad de ser reconocido, me siento puro en ti y voy hacia ti. Tengo necesidad de ir allí donde soy puro. Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho necesariamente indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas. Te estoy agradecido porque me...

De casualidad

Te encontré de casualidad entre palabras y silencios, descubrí una nueva forma de sentir teñida de azul intenso. Y desde lejos, te admiraba y de cerca, te sentía, y más allá de un buen momento, lo nuestro duró toda una vida. Me niego a sentir que te pierdo, me niego a pensar que te alejas, y aunque el tiempo marque distancias, el amor siempre nos acerca. Tu mirada y tu sonrisa, siempre cálidas y atentas, llenan de paz y sosiego, mi alma y mi rostro. Somos parte de miradas, algunas cercanas y otras ajenas, siempre distantes de nuestra historia mas atentos a nuestras elecciones. Y de la casualidad de un día, y de ese inesperado momento, se ha creado una relación intensa, dulce, cálida y a la vez hermosa. Pues de las palabras y silencios nacen bonitas historias, te encontré de casualidad y ahora la casualidad, es, historia. Meridien, 2006

Si te caes...

Si te caes, aprende a levantarte, no dudes en alzar la cabeza, mirar hacia el cielo y recuperar las fuerzas, respirar profundo, coger impulso, sentir que la vida te ofrece más que su esencia, una nueva oportunidad. Pierde tus miedos, perdona tus errores, no somos inmunes a lo externo, ni siquiera a nosotros mismos. Hay muchas formas de caer, de tristeza, de golpes, de dudas, de crueldad, de falsedad… Pero también hay miles de formas de levantarse, con sueños, con motivación, con corazón y alegría, con manos amigas… No dudes de tu fortaleza, aunque a veces olvides que la llevas contigo, en tu interior, porque en el fondo, siempre está ahí. Búscala, llámala con todas tus fuerzas para que salga, alienta a tu corazón a reclamarla, dile a tus pies, a tu manos, a tu cuerpo, que se revelen contra la gravedad, no te dejes caer de nuevo. Como capitán de tu vida, siente el orgullo de haber ganado batallas que alguna...