Paseo mis pies descalzos sobre esa hierba fresca
bautizada con el rocío de la mañana
bajo los rayos suaves de un sol que emerge
y le confiere una luminosidad angelical,
siento esas caricias que producen esas hojas verdes
que abrazan mis pies despertando sensaciones olvidadas,
bésandolos con esa humedad que los hace sentir vivos,
inmensamente afortunados.
Una tenue brisa envuelve mi cuerpo y lo hace despertar
descubrir un amanecer diferente a los demás,
un cuerpo prácticamente desnudo
que recibe al sol con los brazos abiertos,
llenándose de su energía,
cubriéndose con los rayos de sol que despuntan
anunciando un día embriagador de vida.
A lo lejos, un pequeño ruiseñor reclama su momento de gloria,
interpelando ante mis oidos,
llenándolos de una bella melodía
que hace ese momento supremo, sobresaliente,
omnipotente.
Y en este cúmulo de inputs que vienen hacia mí,
siento la llamada de la naturaleza,
pidiéndome ser de ella, reclamando por mí,
y me tiendo sobre la húmeda hierba,
me dejo abrazar, besar,
yaciendo en un vaivén de emociones
que se manifiestan bajo una cándida sonrisa
que se dibuja en esos labios bañados de energía.
bautizada con el rocío de la mañana
bajo los rayos suaves de un sol que emerge
y le confiere una luminosidad angelical,
siento esas caricias que producen esas hojas verdes
que abrazan mis pies despertando sensaciones olvidadas,
bésandolos con esa humedad que los hace sentir vivos,
inmensamente afortunados.
Una tenue brisa envuelve mi cuerpo y lo hace despertar
descubrir un amanecer diferente a los demás,
un cuerpo prácticamente desnudo
que recibe al sol con los brazos abiertos,
llenándose de su energía,
cubriéndose con los rayos de sol que despuntan
anunciando un día embriagador de vida.
A lo lejos, un pequeño ruiseñor reclama su momento de gloria,
interpelando ante mis oidos,
llenándolos de una bella melodía
que hace ese momento supremo, sobresaliente,
omnipotente.
Y en este cúmulo de inputs que vienen hacia mí,
siento la llamada de la naturaleza,
pidiéndome ser de ella, reclamando por mí,
y me tiendo sobre la húmeda hierba,
me dejo abrazar, besar,
yaciendo en un vaivén de emociones
que se manifiestan bajo una cándida sonrisa
que se dibuja en esos labios bañados de energía.
Meridien
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