De frente,a dos centímetros de ti,
a un suspiro de tu cuerpo,
así, así te tengo,
tan cerca que tu aliento es mi alimento
y tu olor, el detonante de mi ofuscamiento.
De frente, a dos centímetros de ti,
asediada por la testosterona que desprende tu cuerpo,
eclipsada por esa mirada de seguridad,
de pasión, de deseo, de una intensa lujuría.
De frente, a dos centímetros de ti,
mi cuerpo empieza a temblar
inducido por una excitación sin límites,
impulsado por ese soplo de aire
que llegó hasta mis labios desde tu interior,
ese aire que hizo arder mi piel
hasta que la humedecieron tus besos.
De frente, a dos centímetros de ti,
sintiendo cada latido de tu corazón,
cada palpitar del mío,
percibiendo su escalada a un ritmo ascendente,
presagiando una quema de desenfreno.
De frente, a dos centímetros de ti,
la lascivia se llena de lubricidad
y cada poro de nuestros cuerpos
emana sensualidad convertida en puro deseo.
De frente, cara a cara,
casi sin espacio entre nuestros cuerpos,
aquellos que se buscan incesantes
para saciarse, para cumplir su anhelo.
Cara a cara, sin miedos,
sin temores, sin prisas,
de frente, con acierto,
ahí estás tú para llenar mi cuerpo entero
y saciarlo de ti,
de tus besos,
de tus caricias,
de tu fogosidad,
de aquello que no se escribe pero se siente.
De frente,
ya sucumbí a ese deseo,
ese que me conduce a ti sin remedio,
de frente,
sin espacio,
unidos,
un solo cuerpo.
Meridien
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