Dónde el tiempo desiste de esos pensamientos que se hacen perennes,
dónde se amordaza la ilusión para dar paso a la sensatez
y las preguntas tienen siempre una respuesta,
dónde.
Quizás el desconocimiento y esa incertidumbre sea ya un hábito,
quizás el dónde deje de ser él mismo
para convertirse en el cuándo,
cuándo.
Puede ser que el adverbio se convierta en probabilidad,
en un modo verbal,
en una acción o simplemente acabe absteniéndose de ser,
y se guarde para sí mismo,
encubriendo sus sentimientos,
sus deseos, su haber.
Según muestre su singularidad,
marcada por su rasgo silencioso, discreto, taciturno,
tan tácito como confesable,
tan sólo se descubra como dónde,
como adonde o en donde,
quizás, sólo quizás.
Su forma temporal y espacial es ilimitada,
no tiene un lugar circunscrito,
un sentir delimitado,
una forma de ser fijada,
porque un dónde, nos puede llevar a un cuándo.
dónde se amordaza la ilusión para dar paso a la sensatez
y las preguntas tienen siempre una respuesta,
dónde.
Quizás el desconocimiento y esa incertidumbre sea ya un hábito,
quizás el dónde deje de ser él mismo
para convertirse en el cuándo,
cuándo.
Puede ser que el adverbio se convierta en probabilidad,
en un modo verbal,
en una acción o simplemente acabe absteniéndose de ser,
y se guarde para sí mismo,
encubriendo sus sentimientos,
sus deseos, su haber.
Según muestre su singularidad,
marcada por su rasgo silencioso, discreto, taciturno,
tan tácito como confesable,
tan sólo se descubra como dónde,
como adonde o en donde,
quizás, sólo quizás.
Su forma temporal y espacial es ilimitada,
no tiene un lugar circunscrito,
un sentir delimitado,
una forma de ser fijada,
porque un dónde, nos puede llevar a un cuándo.
Meridien
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