Miré el rostro que me miraba,
aquél con un brillo intenso en sus ojos,
con una sonrisa dulcificada,
aquél que desprendía vida
a través de su reflejo en ese viejo espejo que colgaba de la pared
y me llenó de felicidad,
sabiendo cual era la fuente de ese brillo incandescente,
de esa ternura exhalada.
Y mi corazón quiso compartir con el silencio su palpitar resonante,
eco de un fuego intenso y del lenguaje de los sentimientos
que crecían sin freno en lo más profundo de mi ser.
Sensible, apasionada,
llena de vida y sueños,
emanando amor a flor de piel,
eso es lo que tú produces en mí,
lo que provocas, lo que suscitas,
determinado cada momento de mi vida,
motivando mis sonrisas, originando esperanzas.
Amor es lo que causas en mí,
lo que infundes en mi ser,
dentro y fuera,
llegando a lo evidente,
a lo palpable,
a lo obvio e incuestionable, el amor que siento por ti.
Eres tú quien causa ese destello en mi mirada,
eres tú, mi luz y mi pátina,
la razón de esas sonrisas exquisitas que sólo tú sabes embellecer.
Tú, eres la causa y no lo quieres reconocer.
aquél con un brillo intenso en sus ojos,
con una sonrisa dulcificada,
aquél que desprendía vida
a través de su reflejo en ese viejo espejo que colgaba de la pared
y me llenó de felicidad,
sabiendo cual era la fuente de ese brillo incandescente,
de esa ternura exhalada.
Y mi corazón quiso compartir con el silencio su palpitar resonante,
eco de un fuego intenso y del lenguaje de los sentimientos
que crecían sin freno en lo más profundo de mi ser.
Sensible, apasionada,
llena de vida y sueños,
emanando amor a flor de piel,
eso es lo que tú produces en mí,
lo que provocas, lo que suscitas,
determinado cada momento de mi vida,
motivando mis sonrisas, originando esperanzas.
Amor es lo que causas en mí,
lo que infundes en mi ser,
dentro y fuera,
llegando a lo evidente,
a lo palpable,
a lo obvio e incuestionable, el amor que siento por ti.
Eres tú quien causa ese destello en mi mirada,
eres tú, mi luz y mi pátina,
la razón de esas sonrisas exquisitas que sólo tú sabes embellecer.
Tú, eres la causa y no lo quieres reconocer.
Meridien
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