No golpees la ilusión de comprender, la esperanza de llegar a ser, el saber que busca su sitio y el alma que hace incapié. No niegues mi destino, ni el camino a recorrer, no interpongas barreras, ni ates mis manos y pies. Siempre apagando los ánimos, hechando por tierra la fe, desaliñando las esperanzas, lastimando sin saber porqué. No hundas mis sentimientos, no apagues la alegría que hay en mí, no enmudezcas mi persona, no le des privilegios a quien hiere una y otra vez. Meridien
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible