Me derrumbo ante este dolor que crece colérico,
que se abastece de recuerdos,
de palabras y de hechos.
Cuantas veces volví a tus manos
como el perro que lastimado vuelve al lado de su dueño
y éste sigue golpeándolo,
uno tras otro profiere sus palos,
mientras sus caricias cada vez parecen más forzadas
y el perdón se pierde en silencios.
Cuánta indiferencia llena la amargura que me regalas
y que hace que me arrepienta de mi existencia,
esa que me puso en tu camino
y que ciertamente, me cegó de ti.
Ahora la exasperación es tan grande
que no sé vivir sin tu presencia,
sin tus desdenes, sin tus arrebatos e iras directas o indirectas,
ahora sólo reclamo un poco de amor,
ese que a cuentagotas me das para que no me aleje,
para calmar esa inquietud que se revela.
Dónde está mi ser y mi yo,
me derrumbé ante tanta aflicción,
ahora no soy nada,
tú me borraste,
conseguiste mi extinción.
que se abastece de recuerdos,
de palabras y de hechos.
Cuantas veces volví a tus manos
como el perro que lastimado vuelve al lado de su dueño
y éste sigue golpeándolo,
uno tras otro profiere sus palos,
mientras sus caricias cada vez parecen más forzadas
y el perdón se pierde en silencios.
Cuánta indiferencia llena la amargura que me regalas
y que hace que me arrepienta de mi existencia,
esa que me puso en tu camino
y que ciertamente, me cegó de ti.
Ahora la exasperación es tan grande
que no sé vivir sin tu presencia,
sin tus desdenes, sin tus arrebatos e iras directas o indirectas,
ahora sólo reclamo un poco de amor,
ese que a cuentagotas me das para que no me aleje,
para calmar esa inquietud que se revela.
Dónde está mi ser y mi yo,
me derrumbé ante tanta aflicción,
ahora no soy nada,
tú me borraste,
conseguiste mi extinción.
Meridien
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