Por mi mente divagan pensamientos inconexos
que buscan refugio en esta calma,
mas son parte del tesón de mi tormento.
No puedo dejar de pensar en el anhelo que siento
y que ni risas ni sonrisas,
ni palabras ni hechos,
llegan a saciarlo
para borrarlo de este momento.
Nubes grises se ciernen sobre mí
clamando tempestuosamente su existencia,
arropadas por el estruendo aterrador
y la luz cegadora de la ocasión.
Lluvia ácida que cae sobre mi piel
y la cubre sin remedio humedeciendo mi ser,
reblandeciendo recuerdos.
Lluvia con sabor a hiel,
evocadora de lágrimas y resentimiento,
gris que invade mi mirada
y la lleva lejos de su existencia para desanimarla.
Momento gris que se propaga por mis venas,
recorriendo piel y sangre,
apropiándose indebidamente del alma.
Siento que se adueñó de mí,
que me hizo su sierva fiel,
que propinó mi cautiverio
y borró cualquier ápice de felicidad.
que buscan refugio en esta calma,
mas son parte del tesón de mi tormento.
No puedo dejar de pensar en el anhelo que siento
y que ni risas ni sonrisas,
ni palabras ni hechos,
llegan a saciarlo
para borrarlo de este momento.
Nubes grises se ciernen sobre mí
clamando tempestuosamente su existencia,
arropadas por el estruendo aterrador
y la luz cegadora de la ocasión.
Lluvia ácida que cae sobre mi piel
y la cubre sin remedio humedeciendo mi ser,
reblandeciendo recuerdos.
Lluvia con sabor a hiel,
evocadora de lágrimas y resentimiento,
gris que invade mi mirada
y la lleva lejos de su existencia para desanimarla.
Momento gris que se propaga por mis venas,
recorriendo piel y sangre,
apropiándose indebidamente del alma.
Siento que se adueñó de mí,
que me hizo su sierva fiel,
que propinó mi cautiverio
y borró cualquier ápice de felicidad.
Meridien
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