El eco de esas voces que se abren paso entre resentimientos,
consiguiendo la rivalidad entre aquellos que escuchan su voz,
difundiendo la malediciencia,
propagando la murmuración,
exaltando la difamación y llegando a sembrar raices de calumnia,
son cada vez más impetuosas,
se nombran así mismas certezas
y su valor no pasa de ser sencillamente, enredos.
Hay quien finge no oirlas
y sin embargo actúa bajo sus premisas,
coge el aliento que le otorgan
y lo revisten de ironía.
Cuánto interés en acrecentarse con vulgaridades,
promulgando la grosería,
catalogando las necedades,
y dando rienda suelta al desdén de su entidad.
Pero no hay eco donde no hay hueco,
donde todo está lleno de felicidad,
donde las voces se apagan con hechos
y el sonido se amortigua con amistad.
consiguiendo la rivalidad entre aquellos que escuchan su voz,
difundiendo la malediciencia,
propagando la murmuración,
exaltando la difamación y llegando a sembrar raices de calumnia,
son cada vez más impetuosas,
se nombran así mismas certezas
y su valor no pasa de ser sencillamente, enredos.
Hay quien finge no oirlas
y sin embargo actúa bajo sus premisas,
coge el aliento que le otorgan
y lo revisten de ironía.
Cuánto interés en acrecentarse con vulgaridades,
promulgando la grosería,
catalogando las necedades,
y dando rienda suelta al desdén de su entidad.
Pero no hay eco donde no hay hueco,
donde todo está lleno de felicidad,
donde las voces se apagan con hechos
y el sonido se amortigua con amistad.
Meridien
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