Levantaste mi mirada hacia ti,
con tu mano, temblando,
apartaste de mis mejillas aquellas lágrimas
que sustancialmente surcaban mi piel
en busca de un horizonte sin fin,
tu sonrisa fue medicina para mi corazón,
él cual estaba herido y magullado,
destrozado por la ocasión,
despedazado sin compasión.
Hacia tiempo que no sentía ese calor humano que desprendió tu piel,
esa piedad y condescendencia,
esa sensibilidad y ternura,
ya no lo recordaba.
De tus manos vino la calma,
la paz y el sosiego,
tu voz pausada, relajante y animosa
me confirió protección,
tu mirada me acercó a la supervivencia,
de nuevo sentí la incandescencia de la vida.
con tu mano, temblando,
apartaste de mis mejillas aquellas lágrimas
que sustancialmente surcaban mi piel
en busca de un horizonte sin fin,
tu sonrisa fue medicina para mi corazón,
él cual estaba herido y magullado,
destrozado por la ocasión,
despedazado sin compasión.
Hacia tiempo que no sentía ese calor humano que desprendió tu piel,
esa piedad y condescendencia,
esa sensibilidad y ternura,
ya no lo recordaba.
De tus manos vino la calma,
la paz y el sosiego,
tu voz pausada, relajante y animosa
me confirió protección,
tu mirada me acercó a la supervivencia,
de nuevo sentí la incandescencia de la vida.
Meridien
Comentarios