Escritura ensangrentada, llena de dolor, de heridas, escritura que chilla, sólo con su color carmesí. Quisiste ir más allá del típico azul, del consagrado negro, de los ecológicos verdes y proclamaste tu don con el corazón, a veces excitante, a veces hiriente, a veces sangrante, siempre rojo incandescente. No hace falta seguir tu texto, ni leer entre líneas, no hacen falta mayúsculas, ni signos de admiración, tú por ti sola eres sobresaliente, llena de vivacidad, sólamente oculta, cuando no te quieres mostrar. Meridien
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible