Sonrisa,
la que hay que ofrecer a la vida,
sin pedir nada a cambio,
con la ilusión mimetizada en su carácter,
con su esencia dibujada por los labios,
conjuntamente con el rostro y la mirada,
y aún siendo complicado el día o la noche,
no hay que negar su existencia,
sus ganas de emerger y conquistar,
su virtud de reconfortar.
No hay vacío que no se llene con una sonrisa
y se colme de felicidad por un instante o por toda una vida.
La conyuntura está en mis labios,
en mi rostro, en mi mirada,
incluso en el ritmo de mi corazón,
ya que ellos cambian con tu sonrisa,
con la sonrisa de aquél que me la obsequia,
me la lega y dona sin igual.
La vida no es vida sin una sonrisa,
no puedo vivir sin la sonrisa de los niños,
de los amigos,
de aquellos que aún desconocidos
te hacen partícipes de ese gesto sin igual.
Sonrisa,
la alegría de la vida,
la calma de las fieras,
la medicina de los dolientes,
una demostración de amor.
Y aunque el día ya perece,
aunque dura y complicada haya sido la jornada laboral,
mi sonrisa se revela en mis labios,
cuando su alma quiere viajar
en forma de acordes de letras
que se interpretan sin cesar.
Sonrisa,
bella y sabia,
no me dejes jamás.
la que hay que ofrecer a la vida,
sin pedir nada a cambio,
con la ilusión mimetizada en su carácter,
con su esencia dibujada por los labios,
conjuntamente con el rostro y la mirada,
y aún siendo complicado el día o la noche,
no hay que negar su existencia,
sus ganas de emerger y conquistar,
su virtud de reconfortar.
No hay vacío que no se llene con una sonrisa
y se colme de felicidad por un instante o por toda una vida.
La conyuntura está en mis labios,
en mi rostro, en mi mirada,
incluso en el ritmo de mi corazón,
ya que ellos cambian con tu sonrisa,
con la sonrisa de aquél que me la obsequia,
me la lega y dona sin igual.
La vida no es vida sin una sonrisa,
no puedo vivir sin la sonrisa de los niños,
de los amigos,
de aquellos que aún desconocidos
te hacen partícipes de ese gesto sin igual.
Sonrisa,
la alegría de la vida,
la calma de las fieras,
la medicina de los dolientes,
una demostración de amor.
Y aunque el día ya perece,
aunque dura y complicada haya sido la jornada laboral,
mi sonrisa se revela en mis labios,
cuando su alma quiere viajar
en forma de acordes de letras
que se interpretan sin cesar.
Sonrisa,
bella y sabia,
no me dejes jamás.
Meridien
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