Amanece y la tristeza sigue ahí,
empuñando su arma más afilada
aquella que hiere y te deja indefenso,
amanece y el sol parece vestido de luto,
envuelto en duelo por mi aflicción
y más allá de la luz que cubre ciudades y montañas,
la pena que siento parece helar mi corazón.
Los silencios que te llenan de vacío,
las palabras que te colman de dolor,
la distancia que mantienes
o sencillamente la sin razón,
vuelven colmadas de desafecto,
henchidas de desamor,
ni tu ni yo juntos,
ni tu ni yo,
ni tu ni yo.
No puedo mirar al cielo
porque tan sólo veo dolor,
no puedo mirar al suelo,
porque siento entrar en mí la desolación,
mi sufrimiento es tan real
que suena patético,
mi tormento es mi temor.
Amanece y el sabor es amargo,
áspero e infausto,
amanece y la soledad camina a mi lado,
como la muerte que me busca sin descanso,
amanece y mis ojos siguen empañados.
Lágrimas, hálito de aflicción,
no hay caricias,
ni besos,
no hay alegría ni pasión,
soledad que corre por mis venas,
tristeza que embarga mi corazón y lo hace prisionero de una terrible tribulación.
Amanace,
y mis ojos no lo ven.
empuñando su arma más afilada
aquella que hiere y te deja indefenso,
amanece y el sol parece vestido de luto,
envuelto en duelo por mi aflicción
y más allá de la luz que cubre ciudades y montañas,
la pena que siento parece helar mi corazón.
Los silencios que te llenan de vacío,
las palabras que te colman de dolor,
la distancia que mantienes
o sencillamente la sin razón,
vuelven colmadas de desafecto,
henchidas de desamor,
ni tu ni yo juntos,
ni tu ni yo,
ni tu ni yo.
No puedo mirar al cielo
porque tan sólo veo dolor,
no puedo mirar al suelo,
porque siento entrar en mí la desolación,
mi sufrimiento es tan real
que suena patético,
mi tormento es mi temor.
Amanece y el sabor es amargo,
áspero e infausto,
amanece y la soledad camina a mi lado,
como la muerte que me busca sin descanso,
amanece y mis ojos siguen empañados.
Lágrimas, hálito de aflicción,
no hay caricias,
ni besos,
no hay alegría ni pasión,
soledad que corre por mis venas,
tristeza que embarga mi corazón y lo hace prisionero de una terrible tribulación.
Amanace,
y mis ojos no lo ven.
Meridien
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