Miro hacia arriba y te siento tan inalcanzable,
parpadeo,
mientras mi mente busca una salida a ese pensamiento,
vuelvo a parpadear,
siento el latir de mi mirada,
mientras mi cabeza no deja de conspirar.
El camino se presenta inaccesible
pero el fuego que corre por mis venas
me quema solo con percibir esa palabra,
quiero conquistar este sueño y motivación no me falta.
Tal vez a lo largo del camino,
puedan haber altibajos recurridos,
pero con toda seguridad,
no abandonaré,
lo sé, lo siento, lo percibo,
la rueda de la vida no puede parar.
Bajo mis pies, territorios desconocidos,
arenas que jamás pisé,
nieve que nunca toqué,
montañas que no conquisté,
mares que no navegué,
cielos que no volé,
piedras que no moví,
gente que no conocí,
miedos que no y sí sentí.
Mas mi mirada está allá arriba,
allí donde los sueños pueden ser alcanzables,
allí donde siento con todas sus letras
la arena que pisé,
la nieve que acaricié,
las montañas que conquisté,
los mares que navegué,
los cielos que volé,
la gente que conocí,
y los miedos que dejé atrás.
Quiero con todas mis fuerzas
conseguir eso que tanto anhelo,
eso que cubrió mis noches de desvelos,
eso por lo que luché, lucho y lucharé,
eso por lo que mi corazón palpita,
eso que mi estómago agita,
eso que mueve mi sangre
y hace que mis palabras se alcen
para una nueva vez más reclamen
que ellas, sí pudieron.
Quiero y sé que puedo,
miro hacia arriba y ya no estás tan lejos,
puede ser que hayas perdido tu etiqueta
de sueño inalcanzable,
puede,
así lo quiero.
Meridien, 2015
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