Tengo el corazón lleno de cicatrices,
las huellas de tantas heridas que curaron
y algunas que aún faltan de curar,
no es un corazón perfecto,
y aún así es único y maravilloso, sin él no puedo vivir.
Miro de alimentarlo saludablemente,
de curarlo con tiempo, sin prisas,
de nutrirlo de buenas experiencias
y avivarlo con amor, con amor del bueno.
Ahora ya no importan sus cicatrices,
porque ya pasaron a mejor vida,
ahora son sólo huellas de recuerdos
y la marca de batallas ganadas.
Ahora importan las heridas,
esas pendientes de sanar,
esas que reclaman ser oídas, escuchadas
y aliviadas de tanto dolor,
ahora importa el cariño,
su fortaleza y vigor,
ahora importa mantenerlo saludable y que nunca le falte el
amor.
Tengo el corazón lleno de cicatrices
y sigue siendo tan o más bello que cualquier otro corazón.
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