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Tú, pequeña

Decidiste venir al mundo a llenarnos de amor,
con tus preciosos ojos negros,
con tu carita de pan,
con esa pequeña sonrisa que conquistó nuestros corazones.
Enseguida queríamos tenerte en nuestros brazos,
sentir tu calor y que tú sintieras el nuestro,
quererte, cuidarte, amarte,
todos los más bellos deseos crecieron en nuestro corazón,
y por momentos nos inundamos de amor.

Y desde entonces, la vida a tu lado ha sido de una belleza incalculable,
llena de amor, llena de felicidad,
llena de compañía, nunca de soledad.
Cada noche me despido con un beso de tí,
esperando al amanecer para volverte a ver,
a veces ni esperar puedo,
y en medio de la noche, me levanto y a tu cuarto me dirijo,
veo como sonríes en sueños y veo la felicidad que nos ha sido regalada.
No quiero perderte pequeña,
no quiero que sufras ni te lamentes,
tan solo quiero que seas feliz
por siempre en esta vida,
con nosotros o sin nosotros,
seguro que siempre tendrás compañía.

Los ángeles te acompañan,
no lo dudes pequeña mía,
sé feliz,
pues contigo, llegó la felicidad a nuestras vidas.

Meridien, 2007

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