Suspiré,
me llené de esos versos que llovieron en forma de letras
inundando el papel que se hallaba bajo mis manos,
tu esencia me cubrió de poesía
y emergió de mis adentros
el amor que tan celosamente guardaba en silencio.
Suspiré,
y no pude evitar inundarme con tu aroma,
eclipsando mis sentidos
que embelesados por ti
decidieron rendirse sin condiciones a este incierto destino.
Nuevamente suspiré
y me di cuenta que eras tú el hombre que siempre había querido
y aún tarde en conocerte,
sé de la certeza del sentimiento surgido.
Y declaro abiertamente,
sin temor a lo prohibido
que mi piel codicia tu tacto,
mis labios tus suspiros,
eres el sabor que prefiero bajo la humedad de mi lengua
y el tacto entre mis piernas.
Deseable es tu cuerpo,
apetecibles tus besos,
codiciables tus caricias,
golosa tu sonrisa.
Suspiré,
una y otra vez,
por el tacto de tus dedos
recorriendo salvajemente mi cuerpo,
dedicados plenamente al lenguaje del placer.
Suspiré,
mientras el azar actuó a su antojo
y los versos se dedicaron a citar
que no hay sólo amor en su esencia,
sino que la esencia está llena de deseo,
deseo ardiente.
Suspiré
y los versos se llenaron de templanza.
me llené de esos versos que llovieron en forma de letras
inundando el papel que se hallaba bajo mis manos,
tu esencia me cubrió de poesía
y emergió de mis adentros
el amor que tan celosamente guardaba en silencio.
Suspiré,
y no pude evitar inundarme con tu aroma,
eclipsando mis sentidos
que embelesados por ti
decidieron rendirse sin condiciones a este incierto destino.
Nuevamente suspiré
y me di cuenta que eras tú el hombre que siempre había querido
y aún tarde en conocerte,
sé de la certeza del sentimiento surgido.
Y declaro abiertamente,
sin temor a lo prohibido
que mi piel codicia tu tacto,
mis labios tus suspiros,
eres el sabor que prefiero bajo la humedad de mi lengua
y el tacto entre mis piernas.
Deseable es tu cuerpo,
apetecibles tus besos,
codiciables tus caricias,
golosa tu sonrisa.
Suspiré,
una y otra vez,
por el tacto de tus dedos
recorriendo salvajemente mi cuerpo,
dedicados plenamente al lenguaje del placer.
Suspiré,
mientras el azar actuó a su antojo
y los versos se dedicaron a citar
que no hay sólo amor en su esencia,
sino que la esencia está llena de deseo,
deseo ardiente.
Suspiré
y los versos se llenaron de templanza.
Meridien
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