Vi la tristeza en tus ojos, esa forma de llorar en silencio, ese secreto enmudecido y solo presente en el brillo tenue de tu mirada. Vi esa sonrisa a medio camino, entre la congoja y la mordaza, qué disgusto corre por tus venas que logró apenar tanto tu alma. Dime si me necesitas, si requieres algo de mí, me ofrezco para darte abrazos, estrechar tus manos con mis manos, me ofrezco para escucharte y regalarte mil sonrisas, a cual de ellas más grande. Me ofrezco para ser tus oídos, para ser el hombro adolecido donde curar tus penas y lamentos, donde poder evadir ciertos pensamientos que ensombrecen tu persona y enlutan tu gracia y tu carisma. Dime qué o quién apagó la luz que iluminaban tu mirada, qué o quién borró esa bella sonrisa ya que ahora sólo puedo odiarlo, maldecirlo o despreciarlo, por causar tanto, tanto daño. Pero mi corazón sólo está por ti en
las historias, las palabras, los pensamientos, las inquietudes, los sentimientos... muestran nuestra humanidad más allá de lo predecible