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Mostrando entradas de julio, 2008

Frivolidad

Recuerdo cuando las esperanzas eran más grandes que los propios miedos, cuando el ímpetu, me llevaba más allá de lo previsto, cuando atreverse era una acción y no una palabra, y de pronto, llegó el desaliento de manos de las decisiones, esas creadoras de un destino incierto, donde yo no era más que una marioneta en las manos de alguien que no creía en mí. Recuerdo cuando las ilusiones llenaban mi mirada de un brillo luminoso y ahora, hay más vacío que nunca, no en vano, tú decidiste empequeñecerme, hacerme sentir que no soy parte de nada, que no hay lugar para mí, porque el espacio es de otros. Suenan frívolas las palabras en tu boca pero yo soy la culpable de mi necedad, de permitir mi perjucio en beneficio de otros, siendo consciente, quizás insensata. Ni la seriedad, ni la verdad llevan a nada sino hay camino que recorrer y más cuando dejas que otros te adelanten, dejándote al margen de tu futuro, minando tu confianza, aplacando tu seguridad, creando ese artificio que es el día a dí

Exhalación de vida

Necesito de tu aliento para renacer y sentir de nuevo ese soplo de aire fresco que llega a mis pulmones para hacerlos afortunados, dándoles vida, germinando sueños. Deja que sienta el cálido tacto de tus labios sobre los míos, tan entrañable como humano, deja que sienta como ese aire se abre paso entre ellos y acaricia mi lengua y mi paladar para caer hacia su destino. Quiero que despiertes mi alma, quiero sentirme viva de nuevo, necesito de esa exhalación de aire inédito que llegará como ángel salvador mediante las alas de un amor sincero. Necesito que me llenes de ti, de tu esencia, y despiertes mis sentidos, y reavives este fuego intenso que hay en mi interior, necesito de tu oxigeno, necesito que mi sangre se llene de vida, que me sienta invulnerable al azar para aventurarme en un futuro sin rumbo fijo. No soy sin ti, porque no vivo sin tu aliento, yazco en un mundo sin existencia esperando a ser reanimada en este corto lapso de tiempo. Meridien

Que no vuelva nada

Por cada una de las esperanzas que me quitaste, que desgarraste con tus propios puños, con esa autoridad que tú mismo te concediste, despedazando cada ilusión, cada verdad, cada impulso de vida. Por cada uno de esos sueños robados, de esas angustias y tormentos que decidiste afligir sobre mi alma y mi cuerpo, sin temor a que me resistiera y con la clara intención de torturarme sin descanso. Por cada golpe que diste a mi corazón y cada castigo que urdiste para mis sentimientos, por cada uno, por todos ellos, por mí, por ti, por mi vida, por mis sueños, te devuelvo tu especial amor, te devuelvo tus besos secos, te devuelvo tus amargas palabras, te devuelvo tus gélidas caricias, te devuelvo una historia crucificada. Y que no vuelva nada de ti, porque yo ya no quiero nada. Meridien

Sentir al corazón

Creía que vivía una especie de felicidad pero tan sólo era un vago recuerdo de aquello que fue, era como una reminiscencia de un tiempo soñado, de una época en la que no hacía falta imaginar, donde las ilusiones no eran sencillamente una quimera y sí un hecho consumado. Creía que el sabor de tus besos nunca cambiaría, que tu tacto sería siempre mi anhelo, que mi imperante deseo nunca sucumbiría al paso del tiempo y sin embargo, llegó sin remedio el ocaso. Ni el pecado, ni la virtud, no han errado en ser antónimos, como nosotros tampoco lo hicimos cuando nos amamos en aquel tiempo indefinido, y ahora, todo lo que adolece nuestra vida es simplemente un intermedio de melancolía. Quizás la utopía de una vida plena nos llevara aquí, tal vez las esperanzas eran demasiadas, los dogmas prescindibles y la negación, nuestro sustento. Creía, mientras hacía conjeturas y el tiempo las deshacía, hasta que dudé de mí misma, y dudé sin calcular, sin previsiones, sin intentar entender, simplemente, sen

Somos la misma persona

A ti, que me escuchas cuando ya no quedan más oidos, que me hablas cuando el resto del mundo me dedica su mutismo, tú, que siempre persistes en estar cuando los demás se han ido, que me llenas de calor en los momentos gélidos y me ofreces tu calma para sosegar mi desazón. Nunca te valoré lo suficiente y tan sólo observé la superficialidad que otros remarcaron, tanto para lo bueno como para lo malo, aunque creo que siempre primó lo peor y sólo supe ver los defectos, intentando ocultar de ti lo mejor. A ti, que te redescubrí en el reflejo de un pequeño charco de agua que la lluvia puso en mi camino, en esas aguas a medio camino entre la transparecia y el barrizal, entre la tierra y el cielo, en una realidad palpable, tangible, evidentemente eramos hasta ahora desconocidas siendo conocidas. Tú, que tanto me costó reconocerte y sentirte mía, que quedaste sometida a un silencio hasta la refracción de una luz que se cruzó en mi destino y así te redescubrí una vez pasada la inocencia y vi que

Tacto de vida

Paseo mis pies descalzos sobre esa hierba fresca bautizada con el rocío de la mañana bajo los rayos suaves de un sol que emerge y le confiere una luminosidad angelical, siento esas caricias que producen esas hojas verdes que abrazan mis pies despertando sensaciones olvidadas, bésandolos con esa humedad que los hace sentir vivos, inmensamente afortunados. Una tenue brisa envuelve mi cuerpo y lo hace despertar descubrir un amanecer diferente a los demás, un cuerpo prácticamente desnudo que recibe al sol con los brazos abiertos, llenándose de su energía, cubriéndose con los rayos de sol que despuntan anunciando un día embriagador de vida. A lo lejos, un pequeño ruiseñor reclama su momento de gloria, interpelando ante mis oidos, llenándolos de una bella melodía que hace ese momento supremo, sobresaliente, omnipotente. Y en este cúmulo de inputs que vienen hacia mí, siento la llamada de la naturaleza, pidiéndome ser de ella, reclamando por mí, y me tiendo sobre la húmeda hierba, me dejo abr

Corazón desgranado

Tengo el corazón desgranado, lleno de sentimientos separados por el miedo, por el dolor, por la locura, por la pasión, por el deseo, por el recelo, por la impotencia, por un cúmulo de circunstancias. Tengo el corazón cerca del abismo, de una incerteza que se vuelve cansancio, cansancio de esperar, de sentir que no llega, de quedarme con el corazón en un puño y sentir nuevamente tristeza y desaliento que se multiplican hasta el infinito. Tengo el corazón lleno de preguntas sin respuestas, de instantes sin momentos, de besos secos, de caricias frías, se silencios y tiempo muerto. Tengo el corazón amordazado por mil hechos, enmudecido por miedo a las represalias, temeroso de volver a sufrir más tormentos, y mientras tanto, llega el vacío arrasador que silencia cualquier eco y lo vuelve inalcanzable, sin poder resistirse a este porvenir mi corazón se endurece en el presente mientras los granos se vuelven piedras y la serenidad se torna desasosiego. Meridien

Ojos que delatan

Porque mis ojos son el reflejo del amor que llevo dentro, de esa pasión que se dibuja en forma de brillo un tanto argénteo, vibrante, floreciente en este soplo de aire fresco, aire que me proporcionaron tus besos, esos a los cuales amo sin remedio, que los busco incesantemente y salgo a su encuentro, con la mente en su ternura y el corazón rogando por ellos. Porque mis ojos muestran la inspiración de tus caricias, esas que excitaban sin remedio mi piel y la hacían temblar, erizarse y consumirse en un fuego ardiente de deseo, porque mis ojos me delataron una y otra vez, y se propanaron como delación de mis sentimientos, minuto a minuto, instantes y momentos, exhalaban ese amor profundo, iluminaban un rostro que se ruborizaba, daban notoriedad a algo que quería mantenerse en silencio. Meridien

El rencor de tu alma

Siento retumbar tus palabras, esas que llenaste de desprecio y de rabia, que emitiste con la seguridad de llegar a lastimar y con el propósito de clamar ese rencor que lleva tu alma. Siento cada una de las heridas que dejaste sobre mi piel, cada rasguño, cada hematoma, cada trazo de tu violencia, esa que irradias sin necesidad de vanidad. Siento cada uno de los golpes que me concedieron tus puños, siento el amargor de tus palabras y la maldad de tus miradas, siento el dolor que me ofreciste gratuitamente, siento mi propio tormento y sufrimiento, ese el cual procuraste que nunca olvidara y aquél por el cual luchaste hasta el final, con la imagen de mi agonía, y tú esperando el pésame final. Te siento y no quisiera sentirte. Meridien